En Moaña fueron madrugadores y las personas -en torno a una treintena- que estuvieron confeccionando las alfombras desde las cuatro de la madrugada, prácticamente no tuvieron tiempo de regresar a sus casas para vestirse con sus mejores galas para la misa del mediodía y la posterior procesión. La lluvia les dio una tregua y el párroco, acompañado de una gran comitiva, con la banda Airiños do Morrazo, haciendo los honores musicales, recorrieron las alfombras, desde la iglesia hasta el cruceiro. Algunas de las mujeres portaban los tradicionales "mo-llos" o ramos de flores envueltos en hojas de lirio.

También en la parroquia canguesa de O Hío, las buenas condiciones meteorológicas de por la mañana no fueron obstáculo para el alfombrado que lució en el entorno del Cruceiro de Cerviño y siguió hasta O Pereiro.

A partir de las siete de la tarde, los feligreses de Cangas miraban al cielo y los malos augurios se plasmaron en forma de lluvia. La procesión del Santísimo, que había salido a las nueve de la noche de la excolegiata, tras la misa, solo tuvo tiempo de llegar al primer altar en dirección a la calle Lirio, y tuvo que retornar a la iglesia debido al agua. Al igual que con las procesiones del Rocío o de la Semana Santa cuando llueve, muchas de las personas que estuvieron trabajando a lo largo de las últimas semanas en la recogida de las flores y la confección de las alfombras, sintieron la pena, en este caso, de ver cómo la lluvia "pisoteaba" sus trabajos. Había, al menos, media docena de alfombras que recorrer.