La profesora tutora de la clase de 5 años del Colegio de Infantil y Primaria CEIP de O Hío, en Cangas, Miriam Fernández, preparó minuciosamente el terreno. A lo largo de las últimas semanas estuvo localizando 39 huesos de vaca, algunos de ellos a través de la familia de uno de los alumnos, cuyo abuelo es ganadero, y los restantes en una carnicería de la zona. Antes de salir ayer con los 17 niños de su clase, semienterró los huesos en la parcela de monte, junto al colegio, en donde posteriormente llevaría a los alumnos en una actividad de paleontología para estudiar los dinosaurios, al más puro estilo de "Parque Jurásico".

Durante los últimos tres meses, los niños estuvieron trabajando en el aula sobre los dinosaurios, debido al interés demostrado por los pequeños, y la clase de ayer ponía fin a la actividad. Los pequeños llegaron al colegio con sus gorros, algunos de ellos, incluso, con chalecos, al mejor estilo de paleontólogo y de Parque Jurásico, y a las 09.30 salieron del centro. Lo hicieron equipados con rastrillos, pinceles, lupas y con cuadernos de campo, también con una tienda de campaña, donde establecieron su centro base, para rastrear el monte.

Poco a poco empezaron a descubrir los restos óseos entre la tierra y, con sus libretas en mano, identificaron lo que podían ser dos esqueletos de la especie de dinosuario G Rex, de 5 metros de largo y 10 de altura; y una cría de Triceratops, de apenas 1 metro de largo. "¡Es un sueño!" repetían los pequeños a la profesora, cada vez que descubrían un hueso.

Miriam Fernández les había comentado que iba a ser difícil encontrar algo, pero cuando llegó el momento, la cara de los niños se transformó: "¡No puede ser, es increíble! exclamaban, según relata Miriam Fernández.

La profesora había esparcido los restos de los huesos que ellos fueron descubriendo con sus pinceles, y obtuvieron la forma difuminada de los esqueletos, aunque incompletos, sin cola o sin patas. Los pequeños dibujaron el esqueleto en sus cuadernos y la especie de dinosaurio, que dedujeron por su cuerpo y cráneo voluminoso, cuello largo, cola fuerte y mandíbula ancha, entre otras características que a lo alrgo del trimestre han ido aprendiendo de estos animales prehistóricos.

De igual manera completaron también toda la tramitación para donar, de forma imaginaria, el hallazgo al Museo Jurásico de Asturias (MUJA), situado en la costa asturiana, en el municipio de Colunga. Porque también en esta actividad, los escolares aprendieron lo que hay que hacer con un hallazgo, arqueológico tal y como señala la docente del colegio: "A menudo, detrás de estos golpes de suerte hay mucho trabajo", añade Miriam Fernández, que asegura que ella no es especialista en el estudio de estos animales prehistóricos, sino que el trabajo surgió de los propios niños: "Trabajamos por centro de interés. El niño sugiere y después programamos. Ya lo hicimos anteriormente con otras actividades sobre el cuerpo humano o sobre la vendimia".