Lideró, como patrón mayor de Cangas, las protestas contra la construcción del puerto deportivo de Massó, que las protestas, la crisis y los tribunales acabaron tumbando; y sufrió, con amenazas en su barco y en su casa, su oposición al nuevo plan del pulpo porque entendió y entiende que perjudica gravemente al sector de la nécora del que ha vivido durante seis meses al año a lo largo de los últimos 27 de su vida. Evaristo Fernández tiene la experiencia de una persona de 63 años que ha trabajado en el mar desde los 13. Sin embargo su condición de jubilado, le impide volver a presentarse a la reelección como patrón mayor en estas elecciones en Galicia la renovación de los órganos de gobierno de las cofradías, cuyas votaciones se celebran el día 28.

-¿Es un error que les hagan "abdicar" como patrones mayores, solo por jubilación?

-Sí. No lo comparto. Una persona jubilada con intereses directos, con su barco siguiendo trabajando con un hijo o un familiar, tiene tiempo y experiencia para dedicarse al cargo. Si tiene experiencia, tiene interés en que se cuiden los recursos. Es verdad, también, que en este tipo de cargos siempre llega un momento que cansa o desilusiona porque, a lo mejor, estás luchando por unas causas que consideras necesarias e imprescindibles y, dependiendo de los resultados, ilusiona o desilusiona. Posiblemente, aunque no estuviera jubilado, lo pensaría también, por lo que le dije antes.

-En el balance de estos ocho años, ¿hay más desilusión o ilusión?

-La ilusión por unas ideas y por una forma de hacer las cosas siempre la tuve y la sigo teniendo. Aunque a veces, cuando analizas los resultados, bueno, no te queda mucha satisfacción, sólo aquella de que en ningún momento diste el brazo a torcer y luchaste por una idea propia para defender los intereses y recursos de los que viven también el resto de tus compañeros, tu cofradía y la ría.

-¿Lo qué más defendió como patrón mayor?

-Dos cosas muy importantes. La que se encabezó desde la cofradía y con la ayuda del pueblo por la barbaridad del puerto deportivo que querían hacer. No se podían poner los intereses de una persona o de una empresa por encima de los daños que podría causar a los bancos marisqueros de la ría. Por otra lado, siempre defendí con uñas y dientes a los compañeros que, como yo, vivimos toda la vida, durante seis meses al año, del recurso de la nécora. Se fue imponiendo en este sentido, no sé si por dejadez de la administración o porque no fuimos capaces de contactar, un sistema de trabajo en el pulpo que iba a dejar tocado muy gravemente el recurso de la nécora. Fue una de las cosas que me desilusionó y sigo desilusionado.

-¿Realmente causa tanto daño?

-Sí. En pocos años triplicaron la cantidad de nasas de pulpo con las que podían trabajar, pasando por encima de los intereses de otros recursos. Todo fueron privilegios al pulpo. Todos los recursos, a excepción de arrastre y altura, tienen obligatoriamente 48 horas de descanso en el mar, y aquí no sólo se siguió con el sistema sino que se les dio el privilegio de trabajar por donde quieren, con las nasas que quieren y dejarlas en el mar el año entero, con el consecuente daño al propio recurso del pulpo y, de camino, arrastrando al de la nécora, que antes tenía 6 meses de veda y ahora, con este sistema, no tiene ningún día al año. De poco sirve que se haga veda a la nécora si con este sistema, la mayoría de la gente que trabaja el pulpo no lo respeta. Afortunadamente no son todos.

-¿El momento de más tensión en estos años en al cofradía?

-Cuando traté de buscar apoyos para reivindicar otro sistema de trabajo del pulpo y empezaron a llegar las amenazas, a mí personalmente, a mi medio de vida, incluso en mi casa y a mi familia, con pegatinas y carteles colgados en el barco, en el portal ... Fueron los momentos más duros. Me costó, pero están superados, aunque tengo un recuerdo malo y triste. En mi pueblo no lo aprecié tanto, pero cuando salía notabas un aislamiento por parte de gente que seguía, a mi juicio, queriendo hacerse dueña de lo que nos corresponde a todos.

-¿Piensa que el pulpo ha tenido más apoyo que la nécora?

-Prevaleció la presión, porque era más gente que quería trabajar al pulpo. Pero pienso que casi el 100% de las personas que se dedican a este recurso, reconocen que esa decisión de permitir esa barbaridad, no fue todo lo bueno que debería. Otros la aplauden. Mucha gente hizo una fiesta cuando fueron capaces de conseguir dejar las nasas en el mar, pero no deja de reconoce que no fue la mejor de las soluciones.

-¿Han perdido poder de decisión las cofradías frente a los poderes políticos?

-No, pero sí perdieron credibilidad. La principal lucha de las cofradías siempre debió de ser proteger los recursos para que persistan en el tiempo. En esto, las cofradías perdieron. No fuimos capaces de hacer entender que se debería de ir por ese camino. Perdimos una gran oportunidad de que nos respetaran como entidades cuidadosas y preocupadas por lo que tenemos. El mar no lo tenemos en propiedad, tenemos que rendir cuentas.