Eran otros tiempos. La Transición aún estaba en su génesis y el Rey hacía patria visitando los pueblos de España, bañándose en multitudes que gritaban su nombre. Tras una jornada intensa en Pontevedra y en Vigo, los reyes llegaron a Cangas atravesando la ría de Vigo en el Azor y escoltado por un sinfín de barcos. Llegaron alrededor de las 19.00 horas y fueron recibidos en el muelle del espigón por la corporación municipal y otras autoridades provinciales y gallegas. En coche descubierto se desplazaron hasta la Casa del Mar, dependiente del Instituto Social de la Marina, con el propósito de inaugurarla. Cuentan las crónicas que allí estaban marineros jubilados con los que conversó ampliamente. No había corbatas en los hombres del mar y según recoge el NO-DO, don Juan Carlos departió con estos marineros durante más tiempo que con los políticos. Entre la comitiva oficial que esperaba a sus majestades estaban el ministro Álvaro Rengifo, el director general de la Guardia Civil, Ángel Campano, y el obispo de Tui-Vigo, monseñor Cerviño. Como era costumbre de la época hubo baile tradicional y dos niñas vestidas con trajes regionales entregaron a los reyes un ramo de flores. Después se dirigieron al Concello de Cangas, al que aún quedaba en la calle Real, para descubrir una placa.

El monarca no estuvo en el Bueu continental, pero sí en el insular. Allí, a la isla de Ons, le llevó en el año 2000 Pedro Campos mientras el Bribón regateaba en las Rías Baixas. En una de aquellas jornadas lo llevaron a comer a Casa Checho, que desde el día anterior estaba prácticamente tomada por todo el personal de seguridad que acompaña al rey. "Se mostró como una persona normal y corriente y se saltó todo el protocolo", recuerdan desde el establecimiento. Un recuerdo parecido guarda otro buenense, el cocinero Andrés Pérez, del restaurante Estrella. En aquellos años cocinaba en el barco de las regatas y mantuvo un contacto continuado con Juan Carlos I. "Es una persona fantástica, en aquellos momentos se comportaba como uno más, una persona muy sencilla", asegura el cocinero. La relación continúo durante varios años porque durante las Navidades desde Bueu se hacía llegar a la Zarzuela buen marisco.

Quien sí estuvo varias veces en Bueu es el Príncipe de Asturias y próximo rey. Durante su estancia en la Escuela Naval de Marín acudió al menos dos veces al restaurante Centoleira. "Parecía una persona bastante tímida", apuntan.