Cuenta la leyenda que una vez a un antiguo emperador japonés le mostraron un pescado de tan impresionante tamaño que antes de que se lo cocinasen mandó que se realizase una imagen de aquel ejemplar. En aquella época no había cámaras digitales ni los famosos "smartphones" para luego subir las fotos al Facebook y presumir de semajante captura. La solución era entintar aquel pescado y gracias a un papel vegetal muy fino se conseguía un llamativo grabado. Es una técnica llamada "gyota ku" y que luego se extendió por el antiguo mercado de pescado de Tokio. Es precisamente la que emplea Antonio Valverde en la mayoría de las obras que expone desde el lunes en la sala Amalia Domínguez Búa de Bueu.

La muestra tiene por título "O mar" y refleja la pasión que su autor siente por el medio marino. "De joven hice dos cursos de Biología y luego estudié para patrón de pesca y anduve navegando", explica Valverde. La exposición incluye fotografías en las que el mar muestra su lado más espectacular y amenazante, bronces realistas con motivos marinos hechos a escala y los "gyota-ku" típicos de los mercados tradicionales de pescado japoneses. "El pescado se entinta con una tinta vegetal llamada sumi y luego se pasa al papel vegetal, donde queda el grabado", explica de manera sucinta Valverde. En la exposición de Bueu se pueden ver una lubina de tres kilogramos, una raya, una palometa, un rape o sapo e incluso un pulpo. Y que nadie piense que esta forma de arte es incompatible con la gastronomía. "Es una tinta vegetal que se leva y luego se puede comer el pescado", puntualiza Valverde. De hecho, esta técnica se popularizó antiguamente en el mercado de pescado de Tokio, donde existe una gran devoción por el pescado, porque para los tenderos era una buena forma de exhibir la mercancía que había pasado por su puesto y darse publicidad.

La exposición de Bueu se podrá visitar hasta el día 4 de mayo y las obras expuestas están a la venta.