Venezolano de nacimiento, pero moañés de corazón por su madre, nacida en este municipio y en donde él se crió hasta los 7 años, José Antonio Rodríguez, de 54 años, siente cómo este país se quiebra. Reside en Vargas, a unos veinte minutos de Caracas, y dice que por el hecho de ser un estado más oficialista, no viven tan de cerca la oleada de protestas contra el régimen chavista del presidente Maduro, como se vive en la capital. Son casi las 11 de la mañana en Venezuela (cerca de las 5 de la tarde hora española) cuando José Antonio Rodríguez atiende la llamada de FARO: "Aquí no tenemos ningún tipo de manifestación, de paro de tráfico, de enfrentamientos con la policía, es como si no fuera la Venezuela que tiene tantos problemas, pero sí hay un gran problema de escasez como en todo el país". Reconoce que para conseguir los alimentos más básicos de la población, como la leche o la harina de maíz con la que se hace la arepa "que es un alimento primordial para la dieta del venezolano, hay que hacer muchas colas. Uno no puede comprar lo que verdaderamente quiere. La venta es retringida a dos o tres kilos". Dice que esta escasez se da en todo el país y que es más grave cuanto más lejos de la capital. Atribuye esta situación a la política del gobierno chavista "que en todo este tiempo se ha dedicado a expropiar muchas industrias, dejando de ser productivas, están quebradas y otras producen el 10 o el 15% que antes".

Como empresario -es propietario de una empresa de repuestos de vehículos- también se resiente de la escasez de divisas: "La compra y venta con dólares entre particulares es ilegal y penado con cárcel. El control es muy estricto. Lo que sucede con esto es que los dólares solo los da el gobierno y cada vez tiene menos porque la industria petrolera, que es la gran receptora de ese dinero que viene de fuera, cada vez produce menos por la falta de mantenimiento y de inversión".

Respecto al futuro de esta oleada de protestas contra el gobierno del presidente Maduro, el empresario considera que "no será una avalancha. Cada vez son menores las manifestaciones y en sitios puntuales. La gente que al principio estaba muy entusiasmada ve que no está logrando el resultado final de tratar de salir de este régimen. El régimen está blinadado, tiene todas las instituciones con ellos. Tienen al toro agarrado por los cachos".