Pablo Otero Piñeyro Maseda protagoniza hoy, junto al Catedrático de Ciencias e Técnicas Historiográficas de la Universidade de Santiago, Miguel Romaní, la conferencia "A cristianización do Morrazo. A importancia do antigo mosteiro de Ermelo". En el marco del ciclo "Travesía por tres momentos da historia de Bueu". La charla es a las 20.30 horas en el Museo Massó y la organiza la Asociación Cultural para o Debate Ricardo Gómez Buceta.

-Publicaron un estudio exhaustivo sobre el antiguo monasterio de Ermelo. ¿Cómo llegaron a este edificio?

-Nos interesamos por Ermelo de una forma casual. Estábamos trabajando en la documentación del monasterio de Oseira (San Cristovo de Cea). Estábamos transcribiendo manuscritos. Entre ellos apareció un documento de Santiago de Ermelo. Ni siquiera nosotros teníamos noticia de este monasterio. Empezamos a indagar y descubrimos que había sido un pequeño cenobio de la península de O Morrazo pero nada documentado. Había elucubraciones. Nada desde el punto de vista histórico

-¿Fue muy complicado entonces documentarse al respecto?

-A partir de ahí nos empeñamos en hacer una búsqueda exhaustiva en bibliografía especializada, como las menciones de este monasterio en documentos. Eso nos llevó a una obra bastante conocida del Padre Sarmiento, sobre su viaje a Galicia de 1745. Relata cómo llegó al antiguo monasterio de Ermelo, que entonces ya era un priorato, consultando documentación en el monasterio de Poio. Reflejó las inscripciones de gran interés que nos llevaron a visitar e investigar la zona.

-¿Por qué es tan desconocida la existencia de este antiguo monasterio en O Morrazo?

-Se debe a que tenemos una idea bastante desenfocada de lo que fue la historia medieval galaica. Cuando hablamos de monasterios pensamos en el de Poio, el de Armenteira o el de Samos. Pero no nos damos cuenta de que esos centros monásticos fueron grandes con el transcurso de los siglos y sobre todo porque en el barroco las construcciones medievales se transformaron en grandísimos centros. Pero la generalidad que existía en Galicia eran otros pequeños cenobios, de fundación medieval, pero que por avatares del destino y con reformas sucesivas de las órdenes monásticas se integraron en los grandes. Ermelo está en este caso. Desde 1490 pasaron a ser poco más que parroquias rurales. De ahí que se fueran derrumbando y solo quedaran las iglesias, que además tuvieron reformas, cada vez con materiales más precarios. Fueron quedando en el olvido. Hablamos de muchas generaciones de gente y la memoria se va perdiendo.

-¿Qué relación tuvo este monasterio con el poblamiento y la cristianización de la comarca?

-El cristianismo en O Morrazo, como es lógico, no fue algo que derivó de Ermelo. Sino que fue un proceso que comenzaría, como en todo el occidente peninsular, sobre todo a partir de los siglos V y VI. Se superarían las viejas creencias priscilianistas y prácticas paganas y con el paso del tiempo fue calando el cristianismo en sí mismo. Ermelo desde luego, con una pequeña comunidad monástica claro que influyó desde el punto de vista religioso. Pero desde nuestro punto de vista la influencia que tuvo Ermelo, como el resto de los monasterios, era en la organización del territorio. En su momento el monarca cedía la soberanía de un espacio a unos religiosos, que no solo tenían propiedades de tierra, sino derechos de administrar justicia. Eran los referentes del poder que había en la zona. Se puede decir que sí consolidaron la cristianización en O Morrazo y ayudaron a organizar el territorio.

-¿A qué año se remontan los orígenes del monasterio?

-Los orígenes remotos del monasterio se cree que son del siglo X, pero el dato empírico es que en 1104 el entonces obispo Diego Gelmírez restauró la iglesia de Ermelo, que posiblemente había sido destruida por alguna invasión vikinga.

-¿Qué pretenden hacer entender a los asistentes a la conferencia de esta tarde?

-Lo primero es que comprendan que tienen una joya y estén muy orgullosos de contar con los testimonios que se conservan de la iglesia de Santiago de Ermelo. Por varias razones. Una de ellas es por las inscripciones epigráficas que atesora. Una es la de un noble laico de O Morrazo enterrado allí. Se conserva su lauda sepulcral. Está muy desgastada. La segunda es la de la restauración de la iglesia, que es la única mención epigráfica a Diego Gelmírez que está perfectamente datada. Tiene tanta importancia que debería realizarse una réplica y exponerla en el Museo Massó para que los visitantes sepan que Bueu no es solo sol y playa, sino que tiene un peso histórico muy importante.