Vínculo Centro de Atención Temprana es un proyecto de Emma Martínez y Esther Medraño que surge para responder a las necesidades específicas de los niños con trastornos del desarrollo y sus familias. Con la ayuda del Concello de Moaña, que les concedió una subvención por ser una Iniciativa Local de Emprego (ILE), Vínculo abrió sus puertas en octubre de 2010 para convertirse en el único centro de atención temprana de O Morrazo.

Este centro ha ido creciendo poco a poco y desde 2011 cuenta con una tercera terapeuta especializada, Silvia Blanco. Trabajan con cuarenta niños de entre 0 y 12 años, de los cuales treinta padecen autismo. El trastorno del espectro autista (TEA) no es una enfermedad, sino un desorden del desarrollo que afecta a la comunicación y el lenguaje, a la interacción social, y a los intereses. La atención temprana es muy importante porque cuanto antes se empiece a intervenir, antes serán comprendidos estos niños. Esther Medraño insiste en que "detectarlo pronto es esencial porque cuanto antes se establezcan los objetivos en las áreas en las que los niños tienen que trabajar, más probabilidades hay de que se fomente su desarrollo ahí".

Vínculo es un centro de referencia al que acuden niños de Moaña, Cangas, Bueu, Vigo, Pontevedra y Redondela con trastornos del desarrollo o riesgo de padecerlos. A veces la señal de alarma la dan los padres, otras veces son los colegios quienes detectan que algo falla. Y en este ámbito las generalizaciones no existen, cada caso es diferente. Por eso en Vínculo se ofrece una atención individualizada, donde el primer paso es hacer una valoración de las necesidades específicas del niño. Una vez establecido el plan de trabajo y fijado el número de sesiones, comienza la intervención, donde las familias tienen un papel muy importante.

La familia

La diferencia entre este centro y los demás gabinetes es que en Vínculo no sólo se trabaja con los niños sino que también los padres participan en las sesiones. Para educar a un niño con autismo, primero hay que entender qué es el TEA, por eso para las terapeutas de Vínculo Centro de Atención Temprana es esencial que los padres comprendan el autismo. "Es muy importante que las familias ayuden y cuenten lo que pasa en casa, por eso los padres tienen su momento dentro de las sesiones", explica Esther Medraño. Olga Lalín, madre de un o de los niños que acude semanalmente a este centro, cuenta que "Esther nos va dando pautas para que trabajemos con Manuel. Y es que todo lo que se hace en el centro se tiene que trasladar a casa para generalizar el aprendizaje y que los niños evolucionen.

El autismo se tiene desde que se nace, y no presenta cura. Quienes lo padecen tienen la voluntad de comunicarse, pero muchas veces no saben cómo hacerlo. Sus conductas pueden ir desde ruidos o estereotipias hasta autolesiones, que en ocasiones son la manera de decir que les duele algo, que quieren algo o que se aburren. Muchas veces tienen alterada la capacidad imaginativa, por eso presentan un repertorio de intereses restringidos. Son personas que no entienden las bromas ni los dobles sentidos y que necesitan orden y anticipación en su día a día. Sin invasiones, sin demasiado ruido y sin muchos estímulos, necesitan que se respeten las distancias, pero sin dejarlos solos.

Lo más invalidante es quizá su dificultad para la relación social. En unos casos se aíslan, en otros las conductas de interacción son tan activas que fracasan debido a la falta de empatía. A este colectivo le cuesta interpretar las emociones y entender que el otro tiene intenciones, deseos y pensamientos. Los niños y chicos con autismo ven, escuchan y sienten, pero su cerebro procesa de forma diferente y eso hace que su manera de ser, de estar y de relacionarse sea también distinta.