Tiene amplios dotes de paciencia para estar en la política y su prioridad es atender a los vecinos, incluso con el problema más pequeño. Quizás por eso revalidó con creces una mayoría absoluta con 12 concejales (uno menos después con la marcha de la edil de Irmandiños, Laura Ogando) en una corporación de 17. Huye de los enfrentamientos y por eso se mantiene viendo desde la barrera la reestructuración de su partido del BNG, en el que milita dentro de la corriente de Abrente.

-Contando con una mayoría absoluta tan holgada, me imagino que estos dos años de legislatura habrán sido una balsa de aceite.

-No, la verdad es que son dos años intensos de trabajo aunque positivos. Lógicamente la mayoría política que tenemos en la corporación permite tomar las decisiones que uno cree conveniente para cada situación. Estos dos años sirven para cimentar las bases de la nueva etapa que comienza y que nos va a permitir dar un nuevo salto cualitativo como Concello. La situación financiera, en general, nos puso a prueba a todos los concellos y el de Bueu está superando este momento con una nota alta y preparándose para que en el futuro inmediato podamos seguir apostando por nuevos proyectos que sirvan para mejorar la calidad de vida de la gente de Bueu.

-¿Qué decisiones destacaría que fueron positivas y cuáles negativas obligadas, quizás por la situación?

-A nadie se le escapa que las decisiones más relevantes, por su impacto. tuvieron que ver con las finanzas de los concellos. Tener que asumir a través del plan de pago a proveedores una deuda ancestral en torno a 1,4 millones de euros, con cargo a una operación de préstamo a medio plazo, a 10 años, y con la exigencia de tener que aprobar un plan de ajuste para demostrar nuestra solvencia para asumir la amortización de ese préstamo, era todo un reto. Hay concellos que tuvieron que tomar decisiones más drásticas para poder avalar ese plan de ajuste con un incremento de impuestos, pero nosotros conseguimos equilibrar y justificar ese plan de ajuste únicamente tocando el Impuesto de Bienes Inmuebles pero a partir del 2014 pero bajándolo en relación a lo reclamaba el Gobierno para 2012 y 2013. La única medida que tomamos de mejora en los ingresos suponía una reducción en la medida que el Gobierno del Estado nos impuso a todos.

-¿Se reduce el IBI en Bueu?

-Lo que comunicó el Gobierno es que parece que va a prorrogar la medida hasta 2014. Bueu tiene aprobada una reducción en relación a 2012 y 2013. Hubo una subida de tipo impositivo que pasó en 2011 del 0,4 al 0,5 en 2012 y en 2013 a un 0,6. Nosotros volveríamos a situarlo en un 0,45 en 2014, veremos si es posible o no según lo decida el Gobierno central, pero en todo caso fue la única medida que adoptamos en ese plan de ajuste. Bueu está desde 2005 sin actualizar las tasas e impuestos municipales. Tratamos de incrementar recursos a través del plan de inspección tributaria sin necesidad de subir la presión fiscal.

-Los alcaldes se han visto obligados a ser economistas.

-Los que conocemos el funcionamiento de las administraciones, vemos que se nos ponen decisiones que lo que hacen es dificultar la propia burocracia administrativa. A mí me gustaría, no pagar en 30 días, sino al día siguiente. pero el funcionamiento a veces es muy complicado porque no dispones de medios ni recursos. Si a esto le sumas que una de las medidas que te imponen es que no puedas, ni tan siquiera, salvo excepciones, ampliar el número de trabajadores públicos, ni cubrir las plazas vacantes en propiedad, lo que hace es ralentizar el funcionamiento interno de la administración. Cumplir las exigencias del Estado tiene sus dificultades. Con todo estoy satisfecho de la evolución en estos dos años. Acabamos de aprobar la liquidación de 2012 con un superávit positivo de más de 1 millón de euros y reducimos el remanente negativo de tesorería en más de 2, cuando era de 2,6 millones negativos. Gracias a esto, el Concello sigue manteniendo el nivel de ayudas al tejido asociativo que hace un gran trabajo social.

-Hablemos del partido, ¿cómo está el BNG?

-Soy alcalde de Bueu, no tengo cargo orgánico en el BNG, no me corresponde dar una opinión, aunque confío en que está bien de salud y mejore de cara al futuro. Es verdad que son momentos difíciles para las organizaciones políticas de todo tipo y, sobre todo, para quien en su momento ostentaron poder. Confío en que el BNG sepa interpretar el momento y se prepare para la próxima etapa con vocación de responsabilidad de gobierno, buscar soluciones, ofrecer alternativas y resolver problemas de la gente.

-¿Hay acercamiento del BNG con otras fuerzas escindidas?

-Lo único que puedo decir es que Bueu es un ejemplo, y me gusta presumir de formar parte de una agrupación local del BNG en la que desde hace años apostamos por abrir el proyecto a la sociedad donde nos nutrimos y nos fuimos fortaleciendo de personas que no militaban en el BNG o que no militan. Eso no fue impedimento para que el proyecto político que se diseña cada cuatro años fuese creciendo. Insisto, no es tanto un problema de buscar acercamientos como de nosotros, lo que se tiene que dar es un gran pacto con la sociedad con los compromisos muy claros desde el punto de vista, incluso de la ética personal. Y desde la apuesta decidida, valiente y atrevida de conseguir el apoyo de la sociedad.