Susana Gladys Acuña se encontraba detrás de la barra de la panadería-cafetería Oliveira , sita en la calle Félix Soage, en el casco vello de Cangas, cuando, alrededor de las 16.00 horas del sábado entró un hombre pequeño, canoso, con un sombrero y un pañuelo que le tapaba la cara y la encañonó con una pistola. Se la puso justo en el abdomen y la empujó para más adentro de la barra, exigiéndole que abriera la caja y que le entregara todo el dinero. "Le di lo que había en la caja. Todo transcurrió en segundos, comenta Susana Gladys Acuña, que detalla la forma en la que el atracador se había vestido para perpetra el delito. Aseguran que tal y como se presentó, con el sombrero y el pañuelo en la cara era muy difícil identificarlo, pero reconoce, además, que el susto fue demasiado grande como para detenerse a examinar más detalles del atracador.

La empleada afirma que el atracador se llevó el dinero que le habían dejado sus jefes, aunque no quiso mencionar la cuantía. En el momento en el que el atracador entró en la panadería, solo se encontraba una cliente, que hablaba desde fuera de la barra con la empleada. Relatan los vecinos de la calle que, al principio, tanto la cliente como la empleada que se trataba de una broma.

Hasta el lugar de los hechos se desplazó la Guardia Civil, que es la que se ocupa del caso, y con quien habló la dependiente, que aún le dura el susto en el cuerpo y que ayer comentaba con los clientes lo sucedido.

No es una calle demasiado concurrida, pero también es cierto que la pastelería no está en un lugar demasiado alejado del centro. Justo en frente hay una terraza de otra pastelería-cafetería. Sorprende, además, que el atraco se produjera a las 16.00 horas. Este año en el casco vello de Cangas se produjeron varios incidentes, aunque hasta ahora no se había presentado nadie con un arma de fuego amenazando a la empleada de un establecimiento.