Hace unos días desde este mismo periódico se alertaba, a modo de noticia, sobre la posibilidad de que en unas semanas, este pueblo nuestro sea víctima de una de esas huelgas de recogida de basuras que de vez en cuando se organizan para solucionar un problema entre empresas y trabajadores y cuyas víctimas somos todos los demás.

Una pancarta colocada sobre una balaustrada en la Plaza de España reclama, desde la parte siempre más débil que es la de los trabajadores, la atención de los vecinos avisando claramente de sus intenciones de presionar para tener un convenio justo.

Llegados a este punto cabe pedir a las autoridades, en este caso municipales, que tomen cartas en el asunto y de la forma más urgente posible, aunque ya sabemos que el conflicto les cae relativamente de refilón. No se trata de que la responsabilidad sea de la empresa, de los trabajadores o del concello, que de todo habrá, sino de encontrar y propiciar enseguida y antes de que se agríe el asunto, puntos de concordancia que eviten una hecatombe sanitaria como la que ya tuvimos no hace muchos años en las mismísimas fiestas del Carmen para vergüenza propia y asco puro de convecinos y cientos de visitantes que en aquellas épocas bajo los habituales soles de justicia del mes de julio, se llevaron la peor y más inmerecida imagen de este municipio.

Una huelga de basuras no extraña ya a nadie, esa es la verdad, porque se plantea con frecuencia en cualquier concello, pero sus consecuencias son funestas siempre mientras no se acaba llegando a un acuerdo que, al final, por mucho que se demore, termina teniendo solución luego del sufrimiento propio de la colectividad en general.

Los trabajadores empiezan diciendo que la empresa quiere bajarles el sueldo en un doce por ciento y, lógicamente, en estos momentos de recortes, desamparos y demás consecuencias propias de esta maldita crisis, esa pretensión se nos antoja insostenible. De la empresa no sabemos nada pero tampoco nos extraña su intención y estoy seguro de que, después de los tirones de la cuerda de uno y otro lado, se acabará llegando a un acuerdo que evite el inicio de una posible huelga o que la interrumpa con más o menos toneladas de mierda acumuladas en las calles.

El servicio de recogida de basuras es importantísimo para una población como la marinense y aquí, sus operarios en la actualidad, hacen a mi juicio, un trabajo más que aceptable y responsable. Otra cosa es que haya defectos e insuficiencias puntuales porque no puede ser perfecto todo, e incluso no cuenten con la colaboración de los vecinos en muchos casos.

Los políticos municipales deben, ante este peligro, aunar sus criterios para evitar el desastre y evitar la utilización del potencial problema como arma arrojadiza. lo que sería imperdonable.