Han pasado ya más de 60 años desde que Amalia Romero llegara por primera vez a Bueu. Fue una afortunada casualidad. Ella era de Madrid, no había visto nunca el mar y deseaba con todas sus ganas verlo al menos una vez. La fortuna quiso que a uno de sus hijos le tocase un premio de la Lotería Nacional y decidió regalarle a la buena mujer una estancia de unos días en Bueu. Aquello cambió para siempre su vida. "Le encantaba pasear y sentarse a ver el mar desde una roca que estaba donde está ahora el hostal", cuenta una de sus nietas, Katy Herrera. Fue precisamente en una de esas ocasiones cuando un vecino de la zona le preguntó: "Señora Amalia, ¿le gusta a usted esta zona?", a lo que ella respondió afirmativamente y sin dudarlo. "Pues sepa usted que el terreno está en venta", le volvió a decir el hombre. Parece que la señora Amalia Romero no tuvo que pensarlo mucho y poco después estaba instalada en A Carrasqueira con su marido, que vendió su plaza de sereno en Madrid.

"Se enamoró por completo de Bueu y la verdad es que no me extraña. Le gustaba la tranquilidad, el mar, la gente... Y ella era una persona muy decidida", explica su nieta Katy. Ella cuenta fue la primera de las descendientes que nació en el nuevo Hostal La Madrileña, en el año 1959, y por ello reconoce sentir pena por la venta. "Pero somos doce personas en la herencia y las circunstancias y la crisis obligan", confiesa.

Los padres de Katy eran artistas que viajaban por toda España en compañías ambulantes y fue durante una estancia en Barcelona cuando les tocó ese premio de la Lotería Nacional. "Habían estado en Bueu anteriormente y pensaron que sería un buen viaje para que mi abuela viese el mar", relata Katy. Lo que nunca llegaron a imaginar es todo lo que vendría después.

El marido de Amalia, Daniel Herrera, vendió su plaza de sereno en Madrid y el matrimonio se trasladó a Bueu. En aquel terreno de A Carrasqueira construyeron su casa y el hostal, que se abrió hacia 1947. Pero aquella tampoco era la intención inicial. "La gente que venía de fuera le preguntaba a ella, 'señora Amalia, ¿sabe dónde puedo alojarme y dónde puedo comer?' Ella vio que podía hacerlo y comenzó con el hostal", relata Katy Herrera. El establecimiento se fue construyendo y ampliando poco a poco, por fases. "Ella se encargaba de la cocina y las hijas y las nueras de preparar las habitaciones", añade su nieta. El alojamiento funcionaba ya por entonces por temporadas, sobre todo en verano, y poco a poco se convirtió en uno de los emblemas de la localidad. La mayoría de los clientes procedían de la capital y repetían de un año a otro. "Había gente que no se veía en Madrid y se venían a encontrar a Bueu todos los veranos", recuerda Katy Herrera.

Los cambios para la familia fueron radicales. El marido de Amalia dejó de ser sereno en Madrid para trabajar como jardinero para los Massó y años después los padres de Katy se establecieron en Bueu. "¡Imagínate! Él era guitarrista, ella bailaba en una compañía ambulante y cuando se vinieron para aquí mi padre comenzó a trabajar como soldador en Marín", ilustra. El padre de Katy, Valentín Herrera, llegaría a ser concejal en Bueu en las filas del PSOE.

La Madrileña es unto al antiguo Hotel Estévez, hoy Incamar, probablemente el primer hospedaje que se abrió en Bueu. El hostal dejó de funcionar como tal hacia 1986, cuando se reconvertió en apartamentos. La decisión de vender el inmueble resulta dolorosa para la familia, que acepta con resignación "las actuales circunstancias". "Yo nací allí, aunque ahora estoy viviendo en Ourense. Pero cuando pueda me vuelvo para Bueu, donde vive mi hermana pequeña", cuenta Katy Herrera.

El anuncio de la venta del antiguo Hostal La Madrileña se puede ver en el portal inmobiliario www.idealista.com y su precio inicial es de 900.000 euros, aunque también se ofrece la posibilidad de ceder la explotación.