Dice el refrán que a quien madruga Dios ayuda. Los fieles de la Agrupación de San Pedro sí que madrugaron y también recibieron una pequeña ayuda de los cielos, que permitió que la procesión de la Negación de San Pedro, prevista para las seis de la mañana, saliese de la iglesia de Cangas para recorrer las calles. Eso sí, el recorrido tuvo que ser más corto de lo habitual porque al llegar al final de la calle Real empezó a llover y tuvieron que volver a toda prisa al interior de la excolegiata. Pero ya fue todo un avance con respecto a la jornada del Jueves Santo, en la que la Santa Cena no pudo desfilar.

La siguiente parada del viernes es el Santo Encuentro, un acto revestido de gran ceremoniosidad y espectacularidad sobre la pasión del Nazareno. A las diez y media de la mañana la salida era imposible debido a la lluvia, pero se pudo representar igualmente dentro de la iglesia de Cangas. Las figuras articuladas permiten la representación de las tres caídas, el gesto de La Verónica extendiendo el sudario o el ademán de San Juan indicando a la Virgen el camino. Todo esto mientras el predicador va relatando este pasaje bíblico, una responsabilidad de la que este año se encargó Juan Antonio Sanesteban, delegado diocesano de las cofradías penitenciales de Mondoñedo y Ferrol.

Si por la mañana se celebra el Santo Encuentro, por la tarde es el momento del "Descendimiento", el momento en el que Cristo es "desenclavado" de la cruz. Este pasaje se escenifica también en el interior de la excolegiata y es el paso previo a la procesión del Santo Entierro, que esta vez sí se pudo celebrar. Las imágenes de San Juan, las Piadosas Mujeres, la Peidad, el Jesús crucificado, la urna del Cristo yaciente o el trono de La Soledad recorrieron las calles de Cangas ante la mirada de una multitud de fieles y curiosos.

El día cumbre de la Semana Santa canguesa se cierra a medianoche, cuando sale la solemne procesión del Silencio. Los miembros de la Asociación del Santísimo Cristo de Consuelo se encarga de llevar la imagen del Cristo del Consuelo, mientras los voluntarios de Protección Civil transportan al Cristo da Pila, conocido popularmente como "o que non quixo arder". Fue un momento de gran recogimiento y solemnidad. Este año,como la noche sí que acompañó, la marcha se prolongó durante dos largas horas.