Para ser un buen valenciano de adopción es necesario aprender a amar su festividad más internacional: las fallas. Para el escultor de Moaña Manuel Varela, este trabajo ha resultado muy sencillo, ya que la tradicional fiesta le permite desarrollar sus habilidades como modelador de figuras que enredan arte y sátira. Su talento está impregnado en decenas de esculturas que, durante los últimos meses, han adquirido forma gracias a sus destrezas y que, en estos momentos, lucen su mejor aspecto en las calles de Valencia. Combinar el trabajo de artista de fallas no resulta difícil para el moañés, que coordina sus trabajos artísticos con el modelado de figuras.

Rita Barberá, Mariano Rajoy y hasta Silvio Berlusconi han cobrado vida gracias a sus habilidades. "Hago muchas figuras diferentes, pero en las fallas hay muchas caricaturas políticas porque se buscan los temas de actualidad y ellos son la actualidad", explica el moañés. La duración de sus trabajos es variable, ya que dependen directamente de su tamaño. A veces, es necesario dedicar una semana para dar personalidad a una obra y, en otras ocasiones, basta con un par de días. "Si es del tamaño de una persona con dos o tres jornadas está listo, pero a veces hay figuras muy grandes que requieren más tiempo", matiza.

Uno de los grandes atractivos de su trabajo como escultor de fallas, es la diversión, asociada a las horas laborales. "Nunca te aburres, siempre estás haciendo cosas nuevas y es muy alegre porque hay figuras muy divertidas", explica el artista.

A pesar de que la apariencia de las fallas es firme, en realidad su alma es de porespan. "A mí me gusta que se quemen porque luego se encargan más, además el material del que están hechas es endeble y delicado, son grandes y bonitas pero no aguantan ni un día bajo la lluvia, es como un castillo de naipes", explica el moañés. De hecho, una de las partes más importantes del proceso de creación es,además del desarrollo creativo, la instalación de una estructura de madera para dar más firmeza a la obra, a la que se le aplican varios productos antes de aplicarle el color definitivo.

El número de encargos que realiza el artista de Moaña es variado, ya que detrás de cada falla existe un largo proceso previo que dirigen desde las comisiones.

Para celebrar su fiesta grande, Valencia necesita unos preparativos que se dilatan durante meses. "Después de la cremá se descansa un par de meses y se vuelve al trabajo, yo voy modelando durante todo el año aunque lo más agobiante es el último mes", concreta. Durante el mes de febrero, la agenda del moañés estuvo al borde del colapso. "Mis jornadas laborales eran de doce horas al día, no tenía vida social porque estaba completamente entregado a las fallas", recuerda. A pesar de que Valencia en estos días se dedica en cuerpo y alma a admirar el trabajo de todos los artistas que trabajan tras las fallas, Varela se decantó por el descanso en su Moaña natal. "Me merezco unas vacaciones y ya viví muchas veces las fallas, así que ahora toca reposar y coger fuerzas para el año que viene", concluye.