Hay historias y hay historias. La de Rosa VilasMedraño, ahora 82 años, es especial. No tuvo reparos en irse primero a Bilbao y desde allí a París, donde estuvo 30 años. Mujer afable, siempre dispuesta a la risa, pero de carácter e ideas firmes. "Muchos deberían salir fuera para ver que la vida no es como se piensan y aprender un poco de civismo", afirma. Ella siempre trabajó como niñera, un trabajo muy bien pagado y que a veces combinaba con las hostelería. Fue así como llegó a servir la cena de Navidad en el Elíseo y a hacerse una foto con el entonces presidente de la República, Valéry Giscard d'Estaing. Rosa intentó localizar alguna de esas fotos para este reportaje, pero sin suerte.

Fue en París donde conoció a su marido y volvió a demostrar su carácter. "Yo le dije que no me quería casar", cuenta entre risas. Pero se casaron y con el viajó por toda Europa, "siendo todo lo felices que se puede ser". Con él vino a Bueu, unas visitas que le impresionaron y no siempre gratamente. "Él me decía: '¡Rosa! ¿Cómo es posible que esas mujeres vayan tan cargadas y sus maridos caminen detrás libres y sin ayudarles?". Su marido falleció hace años y ella aún se quedó en París hasta la muerte de su suegra, a la que estaba muy unida. Rosa habla y lee perfectamente el francés, aunque reconoce que no sabe escribirlo bien. Regreso a Bueu a los 60 años y a los 69 se sacó el carné de conducir. Una muestra más de la independencia y carácter de esta mujer.