Yo creo en la justicia. A veces veo cosas que pasan, incluso que me han pasado, y no las puedo entender pero, al final, entre que considero que tiene que haber quien administre Justicia y que no me queda otra, acato lo que dictan los señores jueces, magistrados y demás encargados de velar por el orden legal de este país al que buena falta le hace porque está hecho unos zorros.

Lo que no puedo comprender, porque es muy difícil de entender para los que pisamos la tierra sin más, es este lío de los rellenos del puerto y la cuerda floja en la que se encuentran las empresas que dan trabajo "TRA-BA-JO" , digo, a una sociedad de este entorno golpeada por el derrumbe de la pesca; por la caída del ladrillo y por la falta de otras perspectivas más que las que ofrece el Puerto de Marín y los valientes empresarios que mantienen su apuesta a pesar de las patadas en los cataplines que reciben de Europa y de quienes mandan sin saber muy bien, seguramente, lo que mandan.

Estoy seguro que los señores jueces o magistrados que tratan este espinoso asunto, desconocen totalmente la realidad y sospecho que ni siquiera se han preocupado por pisar el terreno, es decir por poner sus pies en lo que llaman nuevos rellenos del puerto que tanto demonizan unos pocos y que tanto están representando para este Puerto, para esta comarca y para la economía del hinterland que se extiende por mucho más allá incluso de la geografía gallega.

Ordenar a pesar de los recursos y más recursos interpuestos por las administraciones afectadas que se eliminen en 20 días, (dicen "derribar" por lo que viene en los periódicos) los casi 300.000 metros cuadrados de rellenos que vienen a ser la friolera de casi cuatro millones de metros cúbicos en realidad porque hay que llegar hasta el fondo del mar, es algo que quien lo ve de cerca, no puede comprender sobre todo porque con ello, además de eliminar el puerto en sí ya que quedaría sin atraques de calado suficiente para los tiempos que corren y para el futuro, se originaría, según opiniones entendidas un daño medioambiental enorme, es decir, mucho mayor que el que pudieron causar los propios rellenos.

Por otra parte hay que considerar que si se quitan los rellenos se hunden en el mismísimo mar las empresas que sobre ellos están, con miles de puestos de trabajo fijos o esporádicos y ello vendría a dar el puntillazo a la economía de esta zona a la que las administraciones, empezando por la europea y siguiendo por las demás vienen destrozando día sí y día también.

Y aquí estamos, mirando a ver qué pasa y que sucederá dentro de unos quince días atendiendo a los plazos dados por la jurisdicción a todo quisque. Mientras tanto seguiremos reflexionando si la Justicia y el sentido común tienen algún punto de convergencia.