La empresa contratista de la obra de la segunda fase del paseo marítimo de Domaio, Marconsa, indica que la actuación de Moaña no está paralizada, sino que se encuentra a la espera de una tregua meteorológica en contra de lo que afirmó el Concello de que se había parado por el concurso de acreedores que solicitó la firma. La contratista se muestra optimista con el ritmo de trabajo y asegura que las obras estarán rematadas durante el verano. "Estamos esperando a que venga el buen tiempo, pero necesitamos que sea un periodo de, como mínimo, doce o catorce días sin llover", explica su gerente.

Desde la compañía aclaran que los próximos trabajos consisten en la pavimentación del suelo con hormigón con colorante y pulido, un material que precisa de "un mínimo de 48 horas para fraguar". El portavoz desmiente que la paralización de las obras sean consecuencia del estado de la empresa, que se encuentra en concurso de acreedores. "Nosotros seguimos trabajando con total normalidad sin importar el proceso concursal, las obras no están paralizadas y continuaremos con el ritmo de trabajo anterior en cuanto el tiempo nos lo permita".

Los anteriores trabajos que realizó la empresa en el paseo marítimo consistían en la delimitación de espacios, así como la instalación de bordillos y labores de canalización. "Para la primera parte de la actuación no era absolutamente necesario contar con una buena climatología, pero ahora es un factor imprescindible", concretan. El gerente de Marconsa afirma que, en cuanto se reanuden las obras, "el trabajo quedará listo en un mes".

Por su parte, especifica que la situación interna de la compañía, ubicada en Vilagarcía de Arousa, no repercute en la realización de ninguna de sus obras "ni lo hará". "La empresa continúa con sus trabajos con total regularidad, algunos de ellos son para administraciones como Autoridad Portuaria o la Diputación de Coruña", matiza

En cuanto el tiempo lo permita, los obreros trabajarán en la instalación del firme, que presentará diferentes colores para delimitar también visualmente las áreas, como la senda peatonal o el carril bici. Reconocen que el estado actual del terreno es inaccesible, ya que existen numerosos charcos que impiden el normal desarrollo de la obra. "Si hacemos algo con estas condiciones, habría que demolerlo porque quedaría mal", concluye.