El puerto deportivo de Massó proyectado por Residencial Marina Atlántica en el entorno de la antigua factoría de Cangas no se construirá. El administrador concursal de la sociedad ha iniciado los trámites de renuncia a la concesión de la obra en una franja costera de 54.029 metros cuadrados (más 64.879 de lámina de agua) que gestiona la Autoridad Portuaria de Vigo, poniendo así el epílogo al proyecto. Sin puerto deportivo, la propuesta del equipo de arquitectos de Norman Foster para desarrollar cerca de 200.000 metros cuadrados de terreno en el corazón de Cangas queda definitivamente desvirtuado. Además, Marina Atlántica deberá restituir el espacio de la concesión a su estado inicial, acondicionado para su disfrute público, y en caso de no hacerlo se encargaría de ello la Autoridad Portuaria con el dinero depositado por la empresa como aval de garantía de la obra, que ronda los 600.000 euros.

La posibilidad de renuncia a la concesión empezó a sonar con más fuerza en las últimas semanas, desde que Residencial Marina Atlántica entró en concurso voluntario de acreedores. Algunas voces pidieron incluso que, si la empresa no tomaba la iniciativa, la Autoridad Portuaria actuara de oficio e iniciara un expediente de extinción de la concesión. El concejal de ACE Mariano Abalo lo reclamó al consejo de administración del Puerto de Vigo el pasado 11 de febrero y volvió a hacerlo el día 26, ante el silencio administrativo. Sostiene el edil en su escrito que la entidad adeuda "cuando menos 44.000 euros en concepto de canon por la concesión que por subrogación, por cambio de titularidad, le fue otorgada el 30 de julio de 2004", y que la situación jurídica de Marina Atlántica es una razón añadida para que la Autoridad Portuaria actúe.

Si el procedimiento sigue el curso marcado por el administrador concursal, que sugiere "analizar mecanismos de renuncia" a la concesión, el proyecto para O Salgueirón ligado al puerto deportivo -y que incluía también un hotel de lujo y un museo dedicado a la ballena- quedará en las hemerotecas como una quimera que se enquistó y provocó una fractura política y social, que contribuyó a echar abajo un Plan Xeral y que sucumbió tras llevar a sus promotores a la quiebra en un contexto de aguda crisis económica.

La hoja de ruta que se abre con la decisión del administrador concursal de Marina Atlántica de renunciar a la concesión del puerto deportivo conlleva, en la práctica, la inviabilidad de su construcción, ya que la misma no se puede transmitir a un tercero, por lo que cualquier posible interesado tendría que empezar el procedimiento desde el principio y en un contexto de falta de respaldo político y de rechazo social. En cualquier caso, la petición de Marina deberá oficiliarse en el consejo de administración, como primer paso en el mecanismo de renuncia de la concesión.