"Cada vez que llueve mucho y corre el agua por la parcela vivimos con el corazón en un puño", afirma Cristina Cobas, que reside en la vivienda situada sobre el talud del Camiño de Raposeiras. La estabilidad del terreno sobre el que se asienta la casa mantiene a esta familia en vilo desde hace dieciocho años, cuando se hizo una obra que provocó grietas en la vivienda y desestabilizó el terreno, desde entonces sostenido con un muro agrietado y apuntalado.

Además de la vivienda de la familia Cobas, también el edificio de la confluencia entre las calles Estrada y Camiño de Raposeiras viene sufriendo las consecuencias de los corrimientos de tierra y las filtraciones de agua a través del terreno, que se introducen en los pisos más bajos de los inmuebles colindantes.

La familia Cobas alerta de que se están produciendo corrimientos de tierra y, de hecho, "mi marido ya ha rellenado varias veces la parcela", indica Cristina Cobas, a pesar de que el terreno no es de su propiedad. Lo hacen para evitar daños mayores, que no solo afectarían a su casa sino a todos los colindantes.

"Tenemos verdadero miedo de que todo esto se venga abajo", afirma esta afectada, que reside con su marido y sus dos hijos en la vivienda de propiedad familiar. "Mis padres ya no viven aquí, porque mi madre sufre depresión desde hace dieciocho años, cuando empezó todo esto", explica.

La vivienda de la familia Cobas sufre daños estructurales -afirma la hija de los propietarios-, que han motivado varios pleitos. "Las sentencias nos dan la razón, pero el constructor se declaró insolvente y no asume las reparaciones", explica Cristina Cobas.

Por eso instan al Concello a agilizar la solución al problema, ante el temor de que el muro, el terreno y la casa se vengan abajo tras varios días de lluvias torrenciales. "El solar no es nuestro ni de nadie; al parecer no se sabe de quien es, porque la empresa que urbanizó esto ya no existe y su propietario es insolvente", explica la afectada, "pero el ayuntamiento tendrá que dar una solución, porque si esto cede ocurrirá una tragedia", razona.

Por su parte, la concejalía de Urbanismo ya ha iniciado estudios geotécnicos del terreno y ha encargado los sondeos necesarios para evaluar el estado de la parcela. Pero los propietarios de esta vivienda piden más celeridad en los trabajos, ante el temor de que la solución pueda llegar demasiado tarde. "Estamos en verdadero peligro", advierte Cristina Cobas.

El problema tiene como origen un conflicto entre particulares -los promotores de edificios de la zona y los propietarios de las viviendas dañadas-, pero el Concello se ve obligado a tomar cartas en el asunto ante el riesgo de que el muro, el talud que soporta, y el camino de Raposeiras se vengan abajo, con las terribles consecuencias que esto supondría. Por eso la concejalía de Urbanismo, que dirige Manuel Santos, ha encargado los estudios necesarios para intervenir en el talud y garantizar la estabilidad del camino y de la parcela.

Las intervenciones que realice la Administración será repercutido posteriormente a los propietarios -anunció Santos Costa- en caso de que no se avengan a asumir los costes.

Algunos propietarios de los pisos colindantes se han visto obligados a abandonar las viviendas, relativamente nuevas, porque los daños provocados por el talud las han hecho inhabitables.