Con un ápice de nostalgia, el buque tradicional "Caneliña" abandonaba ayer el puerto buenense para dejar atrás sus andanzas marineras. Su anterior patrón, Julio Pastoriza, dirigió una ruta clave en la historia de esta pieza única, que deja durante unos meses el mar para mejorar su aspecto y volver a las aguas con fines culturales. El Museo Massó continúa engrosando su colección vinculada a la profesión marinera gracias a la donación desinteresada de este marinero buenense, que decidió salvar a su compañero de trabajo para convertirlo en una de las joyas del centro cultural de Bueu.

Esta embarcación fue construida en el año 1977, en la carpintería de ribeira de Arturo Omil, en la playa del Santo. Durante sus hazañas marineras capturó especies tan valoradas como la vieira, la ostra o la zamburiña. Sorteó las olas del mar con brío, al igual que otros barcos de la zona, aunque poseía un rasgo diferenciador: su estructura. Pertenece a los buques de "popa redonda", los primeros barcos de motor que utilizaron los habitantes de la Illa de Ons y que sirvieron como sustituto de las dornas.

Su apariencia es similar al barco "Primeiro de Ons", que fue como su propio nombre indica, el que estrenó las aguas de la isla de la mano de experimentados marineros. El propietario de esta embarcación, Salvador Piñeiro, recuerda las cualidades del que fue su arma de trabajo a pesar de que hace años que dejó de navegar. En él pasó muchas jornadas de mar, comprobó la dureza de la vida de pescador y obtuvo gratificantes capturas. Pero, el "Primeiro de Ons" no corrió tan buena suerte como el "Caneliña" y hace años que desapareció y sólo queda en el recuerdo de los isleños.

Por fortuna, el patrón del "Caneliña" buscó una alternativa al desguace y, asesorado por un hijo amante de la tradición, decidió iniciar los trámites con el Museo Massó para poder convertirlo en un aula didáctica a flote. La directora del museo, Covadonga López de Prado no pudo contener su alegría cuando se enteró de la intención del donante. "Se trata de una pieza prácticamente única, los buques que tenían esa estructura fueron modificados y ya no conservan las mismas características", destaca. El proceso para "adoptar" este pieza exclusiva fue largo, ya que es la primera vez que la Xunta adquiere una embarcación a flote con fines culturales. "Hicieron falta muchos permisos que requirieron tiempo, pero finalmente conseguimos que esté prácticamente todo en regla", señala la directora.

Ayer comenzó la cuenta atrás para que esta joya vuelva a aguas buenenses convertido en un aula marinera. Actualmente el barco se encuentra en el centro de formación "Aixola", en Marín, donde los estudiantes de carpintería de ribera restaurarán con sumo cuidado cada uno de los elementos de la embarcación. Las manos profesionales devolverán al "Caneliña" un aspecto tradicional que no supondrá un desembolso importante. A pesar de que los trabajos de restauración son costosos, pudiendo rondar los 50.000 euros, el museo Massó llegó a un acuerdo con la Consellería de Medio Rural e Mar para que los alumnos de la escuela formativa tuvieran la oportunidad de restaurar un buque real que les aportaría experiencia y, a la vez, reduciría considerablemente los costes de mano de obra.

La responsable del museo espera que en primavera el "Caneliña" pueda realizar sus primeras rutas didácticas para mostrar a los aficionados las técnicas de pesca, así como la navegación de antaño y el funcionamiento de este tipo de buques. Está segura de que esta nueva pieza aportará grandes momentos a la memoria colectiva de Bueu.