Las piaras de jabalíes ya merodean con asiduidad por el entorno urbano de Cangas, que se ha convertido en zona de caza de estos mamíferos con el visto bueno de la Xunta. Al menos tres hembras ya han sido abatidas en el entorno de Massó en las últimas semanas por media docena de escopetas de la sociedad de caza canguesa, que realizan las esperas de madrugada en las zonas de matorral y con autorización de la Consellería de Medio Rural. Los permisos responden a las denuncias formuladas por algunos vecinos sobre la "superpoblación" de estos mamíferos, especialmente hembras, acompañadas por varias crías, que pueden rebasar los 100 kilos de peso y que provocan daños en cultivos y peligro para la circulación, aunque no se han documentado ataques a personas.

La medida no es compartida por todos los vecinos. Varias personas que pasean asiduamente por la zona de O Salgueirón han criticado el "oscurantismo" con que se llevan a cabo estas "batidas" y llamado la atención sobre el peligro que supone la presencia de cazadores en esa zona periurbana realizando disparos de escopeta en plena noche. En el Concello de Cangas dicen que no le corresponde controlar ese tipo de prácticas, cuya autorización es competencia de Medio Rural. No obstante, el concejal Nardo Faro Lagoa, que también es un experimentado cazador, matiza que "no se trata de batidas, sino de esperas por daños" en época de veda y que son más selectivas, priorizando los ejemplares de mayores dimensiones y que se supone más dañinos. Añade que los participantes tienen los permisos en regla y que la Guardia Civil está advertida de ello y ronda por la zona para atenuar el peligro. También la Policía Local conoce esta práctica, aunque no la supervisa directamente. Las noches de verano, y mejor con luna "amplia" son las jornadas preferidas para esta práctica.

Autorizaciones en solo 24 horas

Hace apenas tres meses, la Consellería de Medio Rural se reunía con representantes de sindicatos, agricultores y sociedades de caza para diseñar un plan con el que minimizar los ataques a cultivos en varias zonas de Galicia. Por primera vez, se sustituyen las batidas a jabalíes por esperas nocturnas que eviten una segunda incursión del animal en la finca, en este caso en el área de Massó. El sistema es sencillo: el agricultor alerta de los daños al presidente de su Tecor o sociedad de caza correspondientes, éste envía un informe a la consellería y el departamento autonómico autoriza la espera en un plazo máximo de 24 horas.

En la comarca del Deza y otras zonas del interior, fue el sindicato Unións Agrarias el que promovió este sistema, al que añade otras medidas como la alimentación disuasoria de los puercos salvajes o la caza en los refugios de fauna para reducir el volumen de la especie. El año pasado, los jabalíes destrozaron en toda Galicia la comida equivalente a la que necesitan millares de vacas, y se autorizó la batida de unos 6.000 ejemplares, a los que hay que sumar las víctimas del furtivismo y del tráfico, según esos cálculos.