Camuflado en la política local, este histórico dirigente de la FPG, Mariano Abalo, dirige desde Cangas una posible alianza con Encontro Irmandiño de Xosé Manuel Beiras, con quien guarda de siempre una buena relación personal. Cree que hay que regenerar la izquierda en Galicia y acabar con el nacionalismo acomodado y en corbata como el que supuso la etapa de Anxo Quintana.

–¿Esperaba que el BNG estallara de la forma en que lo hizo?

–Era muy previsible, debido a un clima de intolerancia, de ahí que no nos sorprendiera nada esta situación.

–¿Pero qué cree que fue la gota que colmó el vaso?

–Hay quien sitúa en los años 90 esta crisis, pero yo pienso que arranca de más atrás. Es un problema de cultura política, que en este momentos se hace más notorio. Hoy en día una fuerza que pretenda ser de vanguardia debe entender que el objetivo que toca es unir al conjunto de las formaciones de izquierda. Para eso hay que tener una clara amplitud de miras y una generosidad con el país que, desde luego, con el BNG no sucedía.

–¿Se puede hablar de un big-bang del nacionalismo?

–Creo que el big-bang que usted comenta va más allá de lo que es el nacionalismo, quien lo padece es el conjunto de la sociedad. Eso va a afectar al conjunto de las fuerzas políticas. Si por algo nos caracterizamos las fuerzas políticas ahora mismo es por la falta de credibilidad que tenemos.

–¿Cómo están las negociaciones de la FPG con Encontro Irmandiño para presentarse unidos a las elecciones?

–Hace tiempo, como es público y notorio mantenemos contactos con la perspectiva de recomponer o regenerar lo que es la izquierda.

–¿Esa unión va a suponer alguna abdicación de su viaje en solitario?

–Ese viaje que hicimos en solitario no es porque hubiera una vocación. Todo lo contrario. La prueba más evidente es que la FPG concurre en las elecciones con fuerzas como Izquierda Unida. El ejemplo de Cangas se puede trasladar al resto del país, siempre y cuando se den esas condiciones de generosidad y de priorizar lo que es más importante en estos momentos, que es derrotar a la derecha.

–¿El debate interno en el nacionalismo surge a raíz de sus malos resultados electorales?

–Claro, es que tiene toda la lógica del mundo. Desde la FPG entendemos que el BNG se incorporó al sistema, que es un apéndice del mismo. Seguimos interpretando que el bipartidismo fue un paso atrás, que no se aprovechó esta circunstancia para avanzar en el autogobierno y que tampoco se consiguieron mejoras sociales para las clases populares. Cuando pierdes esta credibilidad pierdes en apoyo electoral.

–También es cierto que el BNG quiso dar ese paso más moderado. No se ocultó.

–Es el modelo de los encorbatados, de los viajes de la tercera edad. El mismo tránsito político que siguió Quintana pone en evidencia que el BNG no responde a una fuerza de izquierdas, sino que vive en el pesebre del sistema.

--¿Y no hay miedo a que ese proyecto común por el que apuesta le pueda pasar lo mismo que al BNG?

-En la medida de que hay personas que luchan por ideales y no por buscar un lugar al sol creo que esto es la garantía de que se avance en la dirección que reclaman las personas más desencantadas del sistema.

-¿Qué opina del comportamiento de Laura Ogando, que no quiso entregar el acta?

-Las formas tienen su importancia en política. Entiendo que en la medida que Encontro Irmandiño era una fuerza integrada en el BNG, estaban en todo su derecho a decidir qué hacer. Para mí es tan válida la decisión de Dani Gutiérrez de abandonar un grupo (BNG de Cangas) en el que se sentía molesto, como el mismo derecho que el que tiene Laura Ogando de apostar por mantener el cargo para el que fuera electa. Aprovecho para decir que son crisis de alguna forma inventadas. Si realmente defendieron el mismo programa el alcalde no debería tener problemas para mantenerla.