Empresarios y trabajadores de la conservera Lago Paganini de Cangas comienzan a ver la luz después del tremendo túnel, ya de cuatro meses, que supuso el incendio de las naves de Ojea donde se asentaba. La previsión del mes de febrero había sido muy precipitada, quizá motivada por la ansiedad del momento. Ahora la dirección ofrece unas fechas más realistas, fáciles de constatar si se comprueba los adelantos de los trabajos en la nave de A Portela que va a acoger la fábrica de conservas. La conservera reiniciará su actividad en Cangas en la segunda quincena de mayo, con total seguridad. La empresa desearía que fuera "el día 15 mejor que el 30", y no se rinde para que esto sea posible.

La maquinaria nueva todavía no está instalada. Primero se trabaja en la adecuación de la nave con la instalación de todos los servicios. La actividad dentro de la nave es enorme. Los operarios se afanan en dejar todo listo para que las máquinas puedan entrar cuanto antes. Mientras, en las oficinas ya trabaja personal de Lago Paganini, preparándolo todo para retomar la actividad.

Ya se advierte que no va a cambiar nada, que lo que funciona bien no se tiene porque cambiar. "Creemos en el modelo y por eso queremos seguir igual", afirma uno de los directivos. En el último año se facturaron 10 millones de latas en distintos formatos. La ilusión es volver a esa producción, a pesar de la crisis, aunque en el sector no se ha dejado notar tanto. "Los márgenes no existen y el sector es celoso de lo suyo", apunta un directivo de la empresa.

Pero las caras ya son otras. Aquellos rostros tensos, con ojeras que vimos en el mes de enero en las asambleas de trabajadoras se han tornado llenos de luz. Sus ojos resplandecen y ya hay sonrisas donde antes había muecas de desesperación. Recuerdan que el trabajo mayor en la nave se hace ahora, que meter las máquinas ya no es tanto, así que confían en que los buenos pronósticos se cumplan y ese ERE que a todos preocupó toque a su fin.