Un rastro de viejo armoniza perfectamente en un salón parroquial, donde se mezclan las tallas de santos apolilladas por el paso del tiempo con libros sobre la libertad de la mujer, "Un mundo perfecto" o el libro que sobre Valle Inclán escribió Francisco Umbral. "Los botines blancos de piqué". Este viejo pendencieron con barba de chivo era también amante de estos lugares, donde se compra lo que no se necesita y se vende lo que se olvida. El mercadillo "Os Invasores" , que ayer se celebró en Cangas, en el local parroquial de Fonte do Galo, tenía incluso música ambiente., alejada también de lo nuevo. La que se escuchaba no estaba almacenada en soportes de difícil pronunciación, sino en discos de vinilo, de los de toda la vida No, no era la voz arguardientosa de Pachi Andión la que se escuchaba en el local, era música rock que pinchaba el grupo Comando Vinilo, que encantaba cual flauta para serpientes a los compradores en potencia. Allí se vendía de todo y nadie se quejaba de la crisis. Había sujetadores sin usar, libros viejos,cómics de siempre, lámparas mágicas y hasta comida. Todo bajo la presencia de los santos, los ángeles y el Papa Juan Pablo II, que le daba ese ambiente tan peculiar, tan de viejo. Con los santos y con el cura deben estar bien "Os Valentes Camiñan Sós", culpables de la organización. Había un puestecito a la entrada, muy del oeste americano, que servía para inmortalizar la presencia en este mercadillo de "Os Invasores" del público curioso. Quien lo quisiera podía obtener una fotografía suya atildado de un bigote o unos labios de cartón, con sombrero de barman de cantina de western.

Y claro, tuvo éxito este mercadillo alternativo. ¡No lo iba a tener, si los precios fuera están como están" Pero aquí nadie se quejaba, tosos se reían, regateaba con fórmulas desconocidas y no había vendedores con ganas de subir que te asaltaban nada más entrar. La iniciativa resultó de los más atractiva, aunque quedó de manifiesto que no todo Cangas sabe con exactitud donde se encuentra el salón parroquial.

Ahora, esos valientes que no caminan solos, pero que van vestidos de negro, en vez de rojo como los jugadores del Liverpool, maquinan ya otros mercadillos, perono sujetos a un solo local, sino como complemento de algunos bares y tabernas del casco viejo.