Un año más, y ya son 103, Mercedes Nogueiras Lagoa apagó ayer las velas de su cumpleaños. Lo hace rodeada de su familia, en el barrio cangués que la vio nacer y crecer: O Forte. Sus hijos se lo ponen fácil. La tarta solo tiene tres velas, una con cada dígito del número 103. Así que Mercedes Nogueiras no necesita ayuda para apagar de un soplo centenario las velas de su aniversario. Pese a vivir cerca del mar, Mercedes Nogueiras siempre fue una mujer de campo. Sus hijas la recuerdan siempre trabajando en la finca por la que aún pasea hoy en día apoyada del brazo de su hija Merchi. Y tampoco era la mujer de un marinero. Mercedes Nogueiras fue la esposa de uno de los primeros taxistas que tuvo Cangas. Vive al día, sin agobios de medicamentos ni recetas. Sube y baja las escaleras de la casa en la que habita ,y de vez en cuando, se sorprende por los años que tiene "¡Cuántos años tengo!" y se pregunta la razón por la que su vida es tan longeva. A lo que su hija responde que "por algo será".

Mercedes Nogueiras tiene recuerdos y los comparte. Reconoce a sus cuatro hijos, sus tres nietos y su biznieto sin demasiadas dificultades, aunque ahora, después de 103 años de vida, la memoria ya le juega alguna que otra mala pasada, pero sigue alejada de los médicos todo lo que puede.

No tiene pócima mágica para vivir tanto y parece que la culpa la tiene solo la genética, porque no siguió nunca ningún tipo de dieta. Ahora, la avanzada edad le obliga a comer todo triturado. Tal vez, alguna culpa de sus muchos años sea también los alimentos que recoge de su huerta, a la que visita casi diariamente.