El pasado curso el instituto As Barxas, de Moaña, se convirtió en lo más parecido a un plató de cine. No en vano se rodaron hasta 27 videocreaciones, entre ellas un buen número de cortometrajes, un largometraje titulado "The Barxas Club" e incluso algún videoclip. Todo este trabajo se inició en clase de plástica pero acabó involucrando a otros departamentos como los de Música, Lingua Galega, Lengua Castellana, Economía, Normalización o la biblioteca del centro. Ahora los alumnos de todos los cursos y los profesores implicados reciben una merecida recompensa: El premio CreArte, que conceden los Ministerios de Educación y Cultura y que reconoce al IES As Barxas como "Centro Educativo Creativo".

La profesora de Plástica, Luz Beloso, explica que todas las creaciones del pasado año académico se recogieron en un proyecto titulado "A curtametraxe como recurso didáctico na aula de Plástica". Se envió al concurso en agosto y entonces no sospechaban que el jurado elegiría su proyecto como uno de los 10 mejores realizados por alumnos de Secundaria entre institutos de toda España. El premio conlleva una aportación económica de 24.000 euros que deberá ser invertida en actividades o mejoras ligadas a la promoción de la actividad creadora e innovadora de los estudiantes a través de distintos medios expresivos. Esto podría mejorar unos medios audiovisuales escasos, que no fueron un impedimento al éxito cosechado por muchas de las películas rodadas por los alumnos.

Desde cortometrajes de animación hasta anuncios promocionales y campañas de fomento de la lectura, los estudiantes del IES As Barxas dan rienda suelta a la imaginación para llevar a las pantallas de ordenador de todo el mundo –los vídeos se cuelgan en Youtube– cuanto acontece en el centro. Eso sí, recurren siempre a músicas libres de derechos de autor o componen las bandas sonoras en la clase de Música.

La mayoría de los cortos los realizaron alumnos de la ESO, aunque no faltaron las piezas que surgen de la colaboración voluntaria de estudiantes de Bachillerato.

Este año continúan por la misma senda de convertir las nuevas tecnologías en elementos tan comunes a una clase como un libro o una pizarra.