El barco arrastrero, de 26 metros de eslora y de bandera portuguesa "Calvao", propiedad de la empresa Pesca de Aveiro, sufrió un aparatoso incendio ayer en el muelle de la empresa Frigoríficos de O Morrazo, en el puerto de Cangas, donde se encontraba desde el viernes descargando 400 toneladas de pescado capturado en aguas NAFO, sin que ninguno de los 15 miembros de la tripulación que estaban en el barco resultaran heridos.

El siniestro se inició en la campana extractora de la cocina del barco cuando ya se había acabado la jornada de trabajo, alrededor de las 19,15 horas y hasta las 21,30 horas no se pudo decir que el fuego estaba controlado. Las llamas afectaron principalmente a lo que se denomina zona habilitada: camarotes, cocina, comedor y puente; mientras que las bodegas del barco, la sala de máquinas y los tanques de combustible no fueron afectados por el fuego gracias a la intervención coordinada de los diversos equipos de emergencia que actuaron ayer en el muelle de Frigoríficos. Además de los cuatro vehículos del parque comarcal de bomberos de O Morrazo con 9 miembros, intervinieron también 4 bomberos del parque de Vigo que llegaron al punto con un camión. Quienes lo hicieron en primer lugar fueron los efectivos de Protección Civil de Cangas, que tuvieron que rescatar a dos tripulantes que, supuestamente estaban durmiendo en el barco y que no se había percatado del incendio. Cuando los miembros de Protección Civil, guiados por un tripulante, subieron al barco por el castillo de proa ya pudieron ver como esas dos personas que faltaban salían de un barco ya envuelto en una nube negra que hacía angustiosa la situación y que provocó que numerosos curiosos se acercaran a Salgueirón para presenciar el incendio. Policía Local y Guardia Civil también se acercaron hasta el muelle de Frigoríficos, así como una ambulancia del 061, además de Salvamento Marítimo, que actuaba desde el mar. La actuación coordinada de todas las fuerzas de emergencia no evitó escenas de pánico ni momentos de gran tensión. Las explosiones de bombonas de oxígeno y de acetileno, cuatro en total, coincidieron todas ellas con momentos en los que los equipos de emergencia intentaban entrar en el buque. Asï que hubo que esperar, mientras que la temperatura en el interior del barco no hacía más que crecer y tensaba más la situación. El armador del barco se encontraba en Portugal y se mantuvo en todo momento conectado al teléfono del gerente de Frigoríficos de O Morrazo, César Iglesias, que trató de aportar calma. Hubo suerte con el viento, de componente norte durante toda la tarde. Si llega a variar el viento, el fuego podría haber afectado a otros dos barcos que estaban atracados en el mismo muelle, el "Egunabar" y el "Robinlee", de ahí que, por seguridad, el "Egunabar" tuviese que moverse hacia el norte. El capitán marítimo, que había llegado a Cangas cuando ya pasaban las 21.00 horas, abrió la posibilidad de ordenar a dos remolcadores de altura que acudiesen a Cangas para mover el barco, pero no hizo falta. Sobre las 22.00 horas , el jefe de emergencias de Capitanía de Vigo pudo entrar en el buque y aseguró que estaba estable. Las llamas no habían afectado a ninguna parte vital del arrastrero portugués. Fue entonces cuando se evaluaron los daños.

El gerente de Frigoríficos de O Morrazo, César Iglesias, confirmó ya a las 22.30 horas todos los datos del barco y que el incendio se había producido en la campana extractora de la cocina. Asegura que los marineros que se encontraban en el "Calvao" trataron de sofocar por ellos mismos el fuego, pero que tuvieron que dar la alarma de inmediato ante el tamaño del siniestro. César Iglesias relata que el "Calvao" es un arrastrero cliente de la empresa desde hace muchos años, que había llegado el viernes por la tarde con la carga de fletán. También señala que en ningún momento hubo peligro para las naves de Frigoríficos, situadas a 40 metros de distancia del foco del incendio y que el barco "Egunabar" se había movido hacia el norte no porque hubiera un riesgo real de que fuera alcanzado por las llamas, sino por una cuestión de prudencia.

La alcaldesa de Cangas, Clara Millán, la concejala de Seguridade y Protección Civil, María José Vilas, y el primer teniente de alcalde, Héctor Otero, se trasladaron hasta el muelle de Frigoríficos.