Por momentos parecía que el tsunami que arrasó el norte de Japón había llegado a Aldán. Una ola gigante de disfraces se levantó en la panadería de San San Amaro y rompió en el muelle de Aldán acabando con el mejillón, bivalvo al que se entierra el sábado de Piñata en esta parroquia canguesa, donde el disfraz encuentra su acomodo perfecto, donde habita el engaño temporero y el ánimo se levanta a golpe de parodia y burla. Aseguran los encargados de echar las cuentas que había 5.000 personas ayer en Aldán despidiendo el carnaval en "O Enterro do Mexilón" y que la réplica gigante del bivalvo la cargó este año la comparsa "O Percal". Por la pasarela del entroido de Aldán pasaron desde el equipo de Ferrari de Fernando Alonso, que salía de los boxes con el número 69. Estaban los que vestidos de Guardia Civil perseguían desaforadamente a las azafatas de los vuelos de bajo coste, mientras que los vikingos y la familia Picapiedra daban rienda suelta a su jarana. La sensación, fue la de las mujeres dominantes que derramaban lujuria a su paso metidas en una jaula.

Moaña también vivió ayer el preámbulo de su día grande del Entroido con el Enterro da Xoubiña, para los más pequeños. La lluvia deslució un poco el desfile desde Tirán hasta el palco de música en donde se prendió fuego a una xoubiña que las gotas no dejaron arder en toda su plenitud. Tras los actos en el paseo, el carnaval se desplazó hasta A Guía, en Meira, en donde llamó la atención la comparsa de "Aquí fúmase" con un barco vikingo de 12 metros de eslora y adorando por dragones.

La localidad celebra hoy su día grande con el tradicional Enterro da Sardiña, a partir de las 17.00 horas. El desfile, que siempre es multitudinario, discurrirá por Ramón Cabanillas y Concepción Arenal.