Los tres tripulantes del pesquero "Nuevo Vencedor" pudieron saltar a tierra segundos antes de que el barco se hundiera ayer en la dársena de Cangas debido a una vía de agua abierta en su costado de estribor después de embestir contra las rocas próximas al muelle de Ojea. Tras el accidente, el armador y los dos tripulantes, entre ellos un hijo suyo, intentaron llegar a puerto para trincar la nave contra los noray o anillas de amarre y evitar su hundimiento, pero la brecha era de mayor de mayor tamaño del que pensaban y la entrada de agua precipitó su hundimiento. Tras varias horas de trabajo con la colaboración de las tripulaciones de varios barcos –entre ellos dos bateeiros de Moaña–, el "Nuevo Vencedor" , con casco de madera y de unos nueve metros de eslora, fue izado y remolcado hasta la grúa travelift para valorar la avería, aunque el propietario duda de que sea viable repararlo.

El suceso ocurrió en torno a la una de la tarde, cuando los marineros faenaban muy cerca de la costa, en las proximidades de la playa de O Señal, y rozaron contra las rocas que rodean la escultura del "galeón" o "sirenita" realizada en granito y bronce por Manuel Coya. El armador y patrón no se explica cómo pudo tener ese despiste. "Estabamos largando o aparello... Fixen esa maniobra un millón de veces e en condicións moito peores, pero é así...", relata, sin encontrar una explicación. "A pedra debía estar moi afilada, porque fixo unha avería importante. ¡Canto nos deu para chegar á escaleira do muelle e saltar sen mollarnos!", prosigue.

Poco después de poner pie en tierra se avisó a la cofradía de Cangas, a la policía portuaria y a los guardacostas de la Consellería de Pesca. Portos de Galicia activó el plan de emergencias desplegando una pequeña barrera anticontaminación para evitar la dispersión del aceite y el combustible de los depósitos del barco. Luego llegaron al lugar varias embarcaciones, entre ellas los balandros moañeses "Portela Siete" y "Rivas Mar", dotados de potentes grúas capaces de sacar del fondo del mar el pesquero hundido.

Los trabajos de rescate comenzaron alrededor de las tres de la tarde y se prolongaron durante cuatro horas. Los buzos trincaron el barco sumergido, que fue izado en dos ocasiones hasta que se logró evacuar todo el agua con la ayuda de una bomba de achique. Desde la explanada de la nave de rederas, decenas de marineros y curiosos contemplaban los trabajos. Luego, el buque fue remolcado por uno de los bateeiros hasta la zona de servicio del travelift, donde se pudo comprobar las dimensiones del boquete en el casco. "Haberá que estudiar ben os gastos que levaría reparalo e decidir se vale a pena ou non", meditaba el armador, que da por perdidos equipos electrónicos y otros instrumentos del puente de mando. También lamenta que los marineros "terán que ir ao paro", mientras no se busque una alternativa. "¡E menos mal que estamos a salvo!", concluyó.