Un recorrido por el Museo Massó distinto, a través de sus dependencias menos conocidas y a través del objetivo de la cámara de un intruso muy especial, casi un voyeur. Xosé Manuel Buxán Bran acudirá una vez al mes al recinto para realizar una serie de fotografías para ofrecer a los visitantes e incluso al propio personal del museo una visión diferente del mismo. Es lo que él mismo denomina como una “work in progress”, una exposición continua y que se enseña casi al mismo tiempo que se realiza.

La primera sesión fotográfica ya tuvo lugar la semana pasada y en esa primera incursión el fotógrafo fijó su mirada en aquellos lugares a los que normalmente el visitante no puede acceder: los almacenes en los que se guarda material, las dependencias del antiguo economato, los fondos que no están en exposición... Cada una de las sesiones se plasmará en dos tiras de diez imágenes de pequeño formato y que el propio autor se encargará de colocar en el lugar del museo que él crea más conveniente para sorprender y llamar la atención del espectador. Éste se puede encontrar las fotografías en el sitio más insospechado: al lado de una maqueta o de un expositor con incunables en la Sala Noble, en medio de la exposición temporal de turno o en la sala dedicada al mundo de la pesca y de la conserva... Las personas que entren en el museo recibirán información sobre esta intervención en el momento de iniciar la visita para poder contextualizar y entender la presencia de esas tiras fotográficas, aunque no se les dirá exactamente el lugar en el que están ubicadas.

Estas intervenciones se realizarán con carácter mensual y las fotografías de las sesiones anteriores no se retirarán hasta el final de la “work in progress”. “Éste es un proceso aditivo, no sustitutivo”, argumenta el propio autor, que es profesor en la Facultade de Belas Artes de Pontevedra. Al final del proceso no se descarta que todo el material se pueda exponer, que se presenta casi como las “líneas de un diario fotográfico”.

Un organismo vivo

Los próximos objetivos de Xosé Manuel Buxán solo los sabe él mismo, pero puede ser el personal del propio Museo Massó, los visitantes que recorran las instalaciones, el entorno exterior del propio edificio o cualquier otra temática que le resulte interesante. El objetivo último es presentar al espectador el latir diario del Museo Massó, mostrar que éste es un “organismo vivo”. Este trabajo, cuyo título es “O museo contra a parede”, fue una propuesta que él mismo planteó a la dirección, que la aceptó de inmediato porque supone una forma nueva y atractiva de dar a conocer el lugar.

La primera de las incursiones fue el el 23 de diciembre y la segunda será un día todavía por fijar de finales de enero. ¿Y la última? Eso es probable que ni siquiera el propio artista lo sepa.