El día de San Martiño de 1965 FARO DE VIGO publicaba en una página especial un pequeño artículo firmado por don Gonzalo Torrente Ballester, en el que el novelista rememoraba su llegada a Bueu 35 años antes [texto publicado nuevamente el pasado 11 de noviembre]. En el mismo recordaba su primera visión de la localidad, a la que llegó a bordo de un autocar que cubría el trayecto entre Cangas y Bueu por la costa. Y de igual manera novelaría años más tarde Torrente Ballester la llegada del doctor Carlos Deza a Pueblanueva del Conde, un pequeño pueblo de la costa gallega que en realidad era un trasunto de Bueu.

En este año 2010 se celebra el centenario del escritor gallego, nacido en Ferrol y que vivió a principios de la década de 1930 en Bueu, un tiempo breve pero que le marcaría para siempre. La familia se instaló en la villa de O Morrazo en 1931, cuando el padre de Torrente, Gonzalo Torrente Ballester y Piñón, oficial de la Armada, fue trasladado para hacerse cargo de la Ayudantía militar. Apenas un año después Gonzalo Torrente Ballester contraería matrimonio con una joven de la localidad, Josefina Malvido Lorenzo, de la familia "dos Lanceras". El enlace fue en mayo de 1932 en la iglesia parroquial de San Martiño y en el acta de la boda destacan los nombres de los dos testigos: José Gómez de la Cueva, o sea, Johán Carballeira, y Francisco Escáneo. Años más tarde ambos sufrirían la represión durante la Guerra Civil. El destino y su cargo hicieron que fuese el propio padre de Torrente quien recibiese la orden en julio de 1936 de deponer a Carballeira de su puesto. Las circunstancias políticas también estuvieron detrás de que el escritor acatase la orden paterna de afiliarse a la Falange y evitar así el mismo destino que su amigo [cuando Torrente llegó a Bueu ya militaba en el Partido Galleguista].

El escritor y su mujer fijan en 1933 su residencia en Ferrol, aunque sus visitas a Bueu son constantes y el propio Torrente no deja de acudir regularmente a la localidad después del fallecimiento de Josefina, ocurrido en enero de 1958 en Madrid. Su estancia en Bueu es por tanto muy corta, pero "trascendente", como asegura una de las mayores expertas en la figura y obra de Torrente, la profesora Carmen Becerra, también directora cultural de la fundación que lleva el nombre del autor y coordinadora del reciente congreso internacional celebrado en Vigo con motivo de su centenario.

Cuando llega a la localidad de O Morrazo tiene apenas 20 años y es un joven que está aprendiendo, formándose y absorbiendo todo lo que está a su alrededor. Durante su infancia y primera juventud en Ferrol conoce el ambiente rural gallego, sobre todo en las visitas a su abuela y sus tías en la aldea de Serantes. Pero la vida de los marineros y de la pesca de bajura la conocerá a la perfección en Bueu, no en una ciudad departamental y más vinculada a la Armada como Ferrol. Por todo ello no es extraño que cuando escribe la trilogía realista "Los gozos y las sombras" buena parte de los materiales literarios procedan de alguna manera de Bueu. Y entre esos materiales están los paisajes que describe y algunos de los personajes que aparecen a lo largo de los tres volúmenes: "El señor llega" (1957), "Donde da la vuelta el aire" (1960) y "La pascua triste" (1962). "Él considera la realidad como su única fuente de inspiración, aunque luego modifique esos elementos a la hora de trasladarlos a la ficción", subraya Carmen Becerra.

La nueva realidad social

La trilogía se ambienta en los meses previos al inicio de la Guerra Civil y su hilo argumental describe el enfrentamiento entre la antigua clase aristocrática y la nueva burguesía industrial emergente, que se simbolizan en las figuras del doctor Carlos Deza, de la familia de los Churruchaos, y el cacique local Cayetano Salgado, propietario de los astilleros de Pueblanueva del Conde. Los escenarios que describe con gran plasticidad a lo largo de toda la obra son Bueu: sus paisajes, sus playas, la antigua plaza de abastos, el Pazo de Santa Cruz que en la novela es el Pazo de los Aldán… Hasta la taberna del Cubano estaría inspirada en alguna de las que por aquel entonces existían en la localidad. No sería extraño que fuese incluso la que regentaba uno de sus testigos de boda, Francisco Escáneo. La figura de este vecino también tiene semejanzas evidentes con el personaje literario del Cubano: estuvo emigrado en Cuba y a causa de un accidente volvió con una pierna de palo. A él se le atribuye un papel fundamental en la fuga del calabozo del Concello de Bueu, en diciembre de 1936, ya que con esa pierna postiza habría golpeado al carcelero cuando se disponía a entrar en la celda para llevar la comida a los presos. En la taberna se reunían los pescadores, pero los representantes de la pequeña burguesía —como el boticario don Baldomero, el profesor y luego diputado don Lino, Cubeiro o el propio juez— iban al Casino. El que se describe en la trilogía es muy similar al que luego existiría en la actual Praza do Concello de Bueu, luego reconvertido en Club Náutico y que finalmente desapareció hace pocos años.

Pero un gran observador como Torrente Ballester también conocerá en la villa morracense más personas e historias que le servirán a la hora de trazar los personajes que aparecen a lo largo de "Los gozos y las sombras". No obstante, hay que precisar que no se puede buscar un referente totalmente real a cada personaje ya que el autor utilizaba rasgos y características de personas distintas, al igual que con algunas localizaciones. Por ello, en una trilogía que se considera perteneciente al género "realista" no deja de ser sorprendente que el más fácilmente identificable sea el más fantástico de todos ellos: Paquito El Relojero, un loco que no quiere ser curado, que incluso le hace prometer al doctor Carlos Deza que no lo intentará nunca, pero que al mismo tiempo posee una lucidez y un discurso crítico que provoca que en la mayoría de ocasiones acabe molido a palos. Existe gran consenso a la hora de identificarle con Juanito Santos, uno de los vecinos más singulares y peculiares de Bueu, fallecido hace ya muchos años. A Paquito El Relojero se le podría definir de igual modo que uno de los personajes de "El Quijote" de Cervantes definía al hidalgo Don Alonso Quijano: "Un cuerdo loco y un loco que tiraba a cuerdo".

Motes reales

Pero hay más. Por ejemplo, Paquito El Relojero sentía una tremenda aversión hacia las criadas —madre e hija— de doña Mariana Sarmiento, conocidas por el apodo de las Ruchas, un mote que todavía existe hoy en Bueu. También es el caso de Xirome, La Rañesa o las referencias al baile del Pirigallo, que era el nombre que recibía el Paraíso cuando se hallaba en el lugar de A Graña. "¡Ya está! Llévame al baile del Paraíso", le dice en un momento de la trilogía Clara Aldán a Carlos Deza. Otro de los lugares de ocio que se describe en la novela, el cine, podría corresponderse con el antiguo Victoria (ubicado entonces en la calle del Príncipe, hoy Eduardo Vincenti). En la trilogía tiene especial presencia el personaje de Rosario La Galana, que se inspiraría en gente que trabajaba en el entorno de la vivienda de la familia de Torrente en Bueu. "Es un personaje que reúne las características que el autor atribuye a las mujeres gallegas: realista, inteligente, con los pies en el suelo y muy activa frente a los hombres dubitativos", sostiene Carmen Becerra.

En lo que respecta al sobrenombre de los Churruchaos no tiene su origen en Bueu y podría proceder de Pontevedra. Lo que está claro es que Gonzalo Torrente Ballester se inspiró en la burguesía de los pazos a la hora de trazar las características de esta familia, especialmente la figura decidida y valiente de doña Mariana Sarmiento, que podría tener sus referentes reales en las mujeres de los pazos, aunque en ninguna en concreto.

Otra historia que toma prestada, pero convenientemente alterada, es la de doña Lucía, la esposa del boticario. Esta mujer es una beata enferma de tuberculosis que reúne a su alrededor a un pequeño grupo de "almas escogidas" y que vive sumida en una paradójica contradicción: ve en Cayetano Salgado a la figura del diablo, pero al mismo tiempo desea ser seducida por él. Finalmente, durante la fase terminal de su enfermedad deja el pueblo para irse a la montaña y solo volverá a Pueblanueva del Conde una vez muerta, para ser enterrada.

La presencia del autor

El personaje central de "Los gozos y las sombras" es el doctor Carlos Deza, en el que algunos ven a Johán Carballeira y otros al propio Torrente Ballester. No parece que sea Johán Carballeira porque lo más probable es que el que llegaría a ser alcalde de Bueu inspirase al personaje de Juan Aldán, que al igual que Carlos Deza formaba parte de la familia de los Churruchaos. El autor, que ya había conocido en Oviedo al que sería testigo de su boda (hay quien sostiene que llegó a ser el padrino), utiliza a Juan Aldán como "percha" para colgar algunos aspectos que a él le interesan: la honestidad, la coherencia, el espíritu revolucionario y una implicación generosa y arriesgada a la hora de defender los intereses ajenos, en este caso los de los pescadores frente a la propietaria de los barcos o recursos de producción, doña Mariana Sarmiento. Esto no quiere decir que exista una correspondencia total entre Aldán y Carballeira y de hecho la evolución posterior del personaje literario no coincide con la del real.

La otra opción, la de que Carlos Deza sea un alter ego de Torrente, podría verse amparada en esa norma no escrita de que el autor suele reservarse para sí el mejor personaje. Pero expertos en la figura y obra del escritor ferrolano como la profesora Carmen Becerra descartan esta posibilidad. Sin embargo, puntualiza que el autor sí presta algunos de sus rasgos a Carlos Deza: "Hay cosas de sí mismo porque Carlos Deza es psiquiatra y sabemos que Torrente estaba interesado en la psquiatría, el psicoanálisis y leyó a autores como Freud o Foëhn. A Carlos Deza le traslada también su amor por la música, que es una de las frustraciones de Torrente, que es un gran oyente de todo tipo de música. Su literatura está trufada de referencias y obras que él conocía porque formaban parte de su discoteca privada", explica Becerra.

Aún hay otra característica propia del autor que le traslada a su personaje literario: "La duda perenne. Torrente, a pesar de sus afirmaciones, nunca fue una persona segura y duda de sí mismo y de sus propias convicciones". Pero son elementos "prestados" y que hacen de Carlos Deza un personaje literario "excepcionalmente trazado". Tanto que expertos como el catedrático de la Universidad de Barcelona Adolfo Sotelo lo convierten en el "más complejo de la literatura española del siglo XX", por encima de los de Azorín o del Andrés Hurtado de "El árbol de la ciencia" de Pío Baroja.

Frente a Carlos Deza está Cayetano Salgado, representante de esa nueva burguesía emergente y que se convierte en el verdadero amo de Pueblanueva del Conde. Sus astilleros dan trabajo a la mayoría de la población, se hace lo que él quiere y mueve todos los resortes administrativos y burocráticos. Torrente lo describe prácticamente como un señor feudal con derecho de pernada ya que no hay mujer en Pueblanueva que se le resista, a veces casi prostituidas por sus familias para mantener el trabajo o conseguirlo en los astilleros, como el caso de Rosario La Galana. Los estudiosos de la obra de Torrente Ballester apuntan que para encontrar el referente real de Cayetano "habría que buscar en alguno de los antiguos propietarios de las conserveras".

En la dicotomía Carlos Deza-Cayetano Salgado el autor vuelve a dejar constancia de su interés por el psicoanálisis y ambos tienen un rasgo común en su personalidad: están condicionados por las esperanzas y las expectativas que en ellos pusieron sus madres, doña Matilde y doña Angustias. Ambas son el ejemplo de progenitoras protectoras y que pretenden influir en la vida pública a través de sus hijos. Carlos Deza logra superar la influencia materna a través de la figura de doña Mariana, pero Cayetano, al que el propio Carlos Deza le atribuye en un momento de la novela un complejo de Edipo, no es capaz a pesar del cambio en la percepción hacia su madre, que deja de ser su "medida del bien y del mal", tal como él mismo la define al principio.

El desenlace

El enfrentamiento final entre Carlos Deza y Cayetano Salgado se produce a causa de Clara Aldán, la hermana de Juan. Éste es sin duda uno de los personajes más atractivos e interesantes de la trilogía de "Los gozos y las sombras": una mujer decidida a hacer frente a las adversididades, valiente, noble y a la que no le importa el que dirán. Por ello su posible relación con Cayetano es inviable: "Mi manera de comportarme no está de acuerdo con lo que pienso, sino con lo que piensan los demás", dice él en un momento. No obstante, Clara Aldán es un personaje inventado, aunque hay semejanzas con la realidad: en la trilogía es una de las dos hermanas de Juan y Johán Carballeira tenía también dos hermanas, siendo probable que haya algo de ellas en la figura de Clara.

La trilogía se resuelve de manera excepcional: una victoria pública para Cayetano, pero que en realidad es su derrota y una victoria privada de Carlos Deza y Clara Aldán, que se marchan de Pueblanueva del Conde. Pero Torrente Ballester deja al mismo tiempo un final abierto y una vez le preguntaron si era posible que en esa nueva vida Carlos y Clara fuesen felices. "¿Pero usted cree que dos personajes con tantos problemas y ese mundo interior podrían vivir tranquilos alguna vez?", fue su pregunta-respuesta. Todo lo demás queda para la imaginación del lector.