Con los versos de "Longa noite de pedra", del poeta Celso Emilio Ferreiro, y con el sonido de dos gaitas más de medio centenar de personas despidieron ayer en Cela a Benito Pastoriza Fariña. Tuvieron que transcurrir más de 67 años desde su fallecimiento, el 2 de junio de 1943 en el presidio del Fuerte San Cristóbal, para que finalmente sus restos fuesen enterrados en el cementerio parroquial de Cela. "A vida que algúns lle quitaron no nome de Deus, Deus devolveulla con creces", señaló en el camposanto a modo de despedida el sacerdote Rubén Aramburu, párroco de la parroquia marinense de Santomé de Piñeiro.

Este marinero fue detenido el 2 de octubre de 1936, encerrado en el calabozo del ayuntamiento de Bueu y traslado en diciembre a San Simón, juzgado y condenado a muerte por un consejo de guerra antes de acabar ese año 1936 junto a otros 18 vecinos buenenses, incluido el alcalde Johán Carballeira. En abril de 1937 esa pena le fue conmutada por una cadena perpetua y en julio ingresó en el penal del Fuerte San Cristóbal, en el monte Ezkaba y a escasos diez kilómetros de la ciudad de Pamplona. "Que delito cometeu? Ningún. Só deu un paso máis que os outros na defensa da liberdade e da democracia e por iso el e outros pagaron unha pena moi dura", afirmó durante una intervención de despedida Xosé Novas, ex alcalde de Bueu y directivo de la Asociación Amigos de Johán Carballeira.

Benito Pastoriza Fariña permaneció en prisión hasta su muerte, el 2 de junio de 1943. Él no participó en la fuga de mayo de 1938, en la que 795 presos escaparon del fuerte con la intención de llegar a Francia. Sólo tres lo consiguieron. Los demás fueron abatidos a tiros, capturados o bien optaron por entregarse. Falleció enfermo y, a diferencia de otros compañeros, fue enterrado en el cementerio anexo al fuerte. El capellán del recinto dejó un plano detallado de las tumbas, identificando a las personas que estaban en su interior. Benito fue enterrado en hueco 52 de la fila tercera. Ese documento facilitó mucho las excavaciones promovidas por la Asociación Cultural Txinparta, la Sociedad de Estudios Aranzadi y la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra. La Asociación Amigos de Johán Carballeira se puso en contacto con ellas cuando supo que querían exhumar los restos de los fallecidos y que entre ellos había un vecino de Bueu, facilitando también la comunicación con la familia. Ésta reside en Cela y todavía vive una hermana de 96 años edad.

Sus restos llegaron esta semana a Bueu y ayer se organizó un velatorio y homenaje en Cela. La caja que los contenía se colocó a mediodía en la antigua escuela de Torrecino, donde permaneció cubierta con la bandera de la República y flanqueada por dos coronas —una de la familia y otra de la Asociación Amigos de Johán Carballeira— hasta las cinco de la tarde. Dos de los sobrinos-nietos de Benito Pastoriza, Carlos Estévez y Manuel Durán, fueron los encargados de portar la caja hasta el cementerio. Con anterioridad agradecieron el trabajo y la ayuda de la Asociación Amigos de Johán Carballeira.

"Nós enterámonos de onde estaba gracias a eles e sempre nos mantiveron informados de todo. Cando xurdiu a posibilidade de traelo a familia loxicamente estivo dacordo", explicaron ambos. Apuntaron que la hermana de Benito Pastoriza "ten contado que o levaran a San Simón, pero cando o trasladaron de alí xa case non se tivo información del". La mujer no pudo asistir al entierro debido a su avanzada edad y estado de salud.

Al sepelio acudieron numerosos familiares, miembros de la Asociación Amigos de Johán Carballeira, vecinos del municipio e incluso miembros del gobierno local, con el alcalde a la cabeza. Entre los asistentes destacó también la presencia del historiador y sacerdote Francisco Carballo, natural de la localidad ourensana de Maceda y profesor durante muchos años en colegio San Narciso, en Marín. Fue invitado a pronunciar unas palabras y contó que recordaba como el 31 de diciembre de 1936 fueron asesinadas en su pueblo nueve personas que en aquel entonces tenían una edad similar a la suya. El sacerdote mostró su vergüenza por aquellos cristianos y curas que no se opusieron y que participaron en los actos de represión y alabó a quienes sí se enfrentaron a la barbarie. "Benito é un heroe", afirmó.

Durante el homenaje de ayer también intervino el presidente de la Asociación Amigos de Johán Carballeira, Manuel Mosteiro, que aseguró que el colectivo "ten a espiña" de haber recuperado solo los restos de Benito Pastoriza Fariña, pero está convencido de que se convertirá en un símbolo para el resto de los represaliados del municipio, muchos de los cuales siguen sin poder ser localizados. El pecado de este marinero, que tenía 33 años de edad cuando fue detenido, fue el de responder a la llamada que hizo el gobierno de la República después de la sublevación militar y acudir a un acto de apoyo en Pontevedra. El grupo de vecinos de Bueu que decidió secundar esa llamada en realidad no pudo llegar nunca a su destino porque al llegar a Marín se encontraron con un destacamento militar y tuvieron que huir a través de los montes de Mogor y permanecer escondidos durante meses. "El e outros estiveron onde tiñan que estar, que era defendendo un goberno lexítimo, pero acabaron pagando coa súa propia vida ou sufrindo a represión por parte dos sublevados", destacó Manuel Mosteiro.