A las 2.30 horas de la madrugada del domingo para el lunes se ponía fin, o punto y aparte, a una historia que centró la atención de todos los moañeses durante más de una semana. A esa hora los artistas locales Xulio Lago y Roberto Brañas acababan de retirar la silla gigante que instalaron de forma anónima el sábado anterior en la cima del monte de O Castillo, en la parroquia de Meira. Los trabajos duraron una hora, aunque los ecos de esta intervención artística prometen prolongarse en el tiempo. No en vano, y pese a que en estos momentos la madera se guarda en el estudio de Lago, los artistas buscan una nueva ubicación para instalarla, y evitar así que Patrimonio actúe contra ellos, en virtud de la denuncia remitida por un grupo ecologista. Eso sí, en vista de los acontecimientos no descartan dejar la pieza guardada de forma definitiva, "en función de como evolucione el clamor social que se despertó esta semana".

"Pedimos que entiendan que era una instalación artística y no un acto terrorista. No dañamos ni movimos ninguna piedra", argumenta Lago. De todas formas, los autores mantienen que esperan una reacción del Concello. "Nos gustaría que nos arropase en este caso y nos eche una mano. Aunque sea para decir que nos equivocamos, porque lo hicimos con todo el cariño", indican. Lago asegura que tienen pensadas muchas ubicaciones alternativas, pero si vuelven a instalarla "tendrá que ser con todo muy estudiado para no provocar más revuelos".

Ambos alegan que no sabían que el monte de O Castillo estuviese protegido de tal modo y se quedan con que la actuación "enamoró a miles de personas de muchas partes de España". Reiteran que se trataba de un estudio sociológico pero que la repercusión fue mucho mayor de lo esperado, y no ocultan estar molestos con el tratamiento dado desde algunas televisiones y con que "se despertasen algunas envidias de gente que quiere aprovecharse del tema". Ayer mismo atendieron otra vez a un sinfín de medios, lo que no les deja tiempo ni para tomar decisiones inmediatas sobre el futuro de la instalación artística.

Como ocurrió el domingo, en la romería de despedida de la silla, ayer varios vecinos de Meira se resistieron a perder el elemento que situó a la parroquia en las conversaciones de mucha gente. De hecho, el monte amaneció con una pancarta en la que se podía leer: "Os veciños de Meira queremos a silla". Para Lago esto es una demostración de la buena acogida que tuvo entre la gente "porque lle devolveu a vida ao monte, que agora está cheo de xente".

Sin llamada

Desde el Concello, el concejal de Cultura, Diego Riobó, explicó que los artistas no se han puesto en contacto con ellos en ningún momento. "Non entendo as súas alusións porque non me chamaron para solicitarme ningún tipo de axuda", destacó. En este sentido, defiende que el Concello ha colaborado con los artistas en anteriores exposiciones en las que le pidieron colaboración, y argumenta que instalaron la silla de forma anónima por lo que entienden que no desean injerencias. "Foi unha acción particular que en principio non ten nada que ver co Concello nin conmigo".

Sobre la protección de la zona, Riobó recuerda que para limpiar de maleza del entorno ya tuvieron que solicitar un sinfín de permisos ante Patrimonio. Por su parte el regidor, Xosé Manuel Millán, reitera que los artistas no se han puesto en contacto con él.

Lago y Brañas esperan que sea la administración la que dé el primer paso en vista de la enorme repercusión que ha tenido, "incluso en el extranjero", su actuación.