Desvelados los autores de la misteriosa silla gigante de Meira, ahora se abre un nuevo capítulo de debate sobre el futuro de esta intervención artística cuya repercusión mediática, en informativos de toda España, ha sorprendido e incluso “desbordado” a sus creadores, los artistas locales Roberto Brañas y Xulio Lago, que instalaron la silla con su amigo y colaborador Ramón Resille hace hoy una semana. El anonimato con el que mantuvieron la obra, que adelantó FARO DE VIGO, hizo crecer el misterio y el interés en torno a esta intervención cuya permanencia apoyan los vecinos.

El alcalde de Moaña, Xosé Manuel Millán, sin embargo asegura que desde el Concello no van a adoptar ninguna iniciativa en este sentido, considera que los artistas concibieron la obra como algo efímero “que se acaba en su producto y en las reacciones que tuvo, pero está en un lugar en donde no puede haber nada permanente ya que es un recinto arqueológico y un Bien de Interés Cultural”. De todas formas, dice que desde el Concello no tienen intención de hacer nada “hasta que decidan retirarla los autores o hasta que la naturaleza participe en el evento”. Xulio Lago y Roberto Brañas reconocen que la silla, por sí sola, no aguantará mucho, aunque consideran que sería interesante que se les propusiera hacer una con material consistente para este monte se convierta en mirador y referencia de Moaña, sin entrar en consideraciones de tipo legal con patrimonio.

En el monte de A Torre todavía existen los restos de una torre medieval de vigilancia que los comuneros de Meira quieren poner en valor, “sino con una reconstrucción con algo similar a la torre de hace 500 años”. Conexión en directo

Mientras tanto, la repercusión mediática de la silla volvió a atraer la atención de ayer de varias cadenas de televisión y de radio para entrevistar a los verdaderos autores de la intervención, después de que el miércoles apareciera un agente inmobiliario como su artífice. A las 18.55 una cadena televisiva de ámbito estatal desplegó todo un complicado equipo de transmisión para realizar una conexión en directo desde el lugar donde está la silla para entrevistar a los autores. Los tres instalaron la obra, de cuatro metros de altura, en la madrugada del sábado pasado manteniendo el anonimato hasta el miércoles., forzados por la situación que creó el agente inmobiliario y para desmentir al empresario que quiso aprovecharse de la intervención artística para dar publicidad a su agencia.

Ajenos a la polémica, decenas de personas volvieron a pasar por el Monte de A Torre para ver la silla. Hasta allí se acercó gente de todo tipo y de distintos lugares, como A Coruña, Pontevedra, San Vicente, Baiona... aseguran los artistas que con esta intervención querían ver la reacción de la gente y transmitir optimismo.

Una propuesta para una escultura de 50 metros en el Pico Fial, en Cangas

En el Concello de Cangas existe una propuesta para una actuación ligeramente similar a la realizada en Meira, aunque con una decidida vocación de permanencia. En el año 2008 el vecino cangués Ángel Graña presentó un proyecto para ubicar en el monte denominado Pico Fial, entre Aldán y Darbo, una réplica de grandes dimensiones de la escultura “A volta do mar”. Este conjunto escultórico fue realizado originalmente por el artista cangués Xoán Piñeiro y se encuentra instalado desde 1961 en el entorno de los jardines de Félix Soage o Alameda Vella.

La propuesta de Ángel Graña pretende dotar al municipio de un elemento paisajístico emblemático que le conceda un mayor valor cultural y artístico. El cangués eligió esta figura porque representa a la perfección la relación del pueblo de Cangas con el mar y valores como la familia, el trabajo, el esfuerzo, la dignidad... La elección de “A volta do mar” también tiene como punto favorable su configuración vertical, lo que le concedería mayor atractivo al proyectarse hacia el cielo. Es también una escultura esbelta y sería facil de reconocer desde lejos. Y su emplazamiento en el Pico Fial se justifica porque desde este lugar sería visible desde todas las parroquias. Además el lugar tiene unos fáciles accesos que posibilitarían la visita in situ.

Para que la réplica de la escultura cumpla con el objetivo de ser visible desde prácticamente todos los puntos de Cangas debería tener una altura nunca inferior a los 40 metros, siendo lo ideal que llegue hasta los 50 metros. En un primer momento Ángel Graña barajó como ubicación ideal el Monte Castelo, también en Darbo, pero al realizar un estudio de visibilidad comprobó que en ese lugar quedaría oculta para algunos núcleos como el Igrexario de O Hío o Herbello. Por ello, propone como alternativa el Pico Fial, que tiene un 30 metros más de alto que el Castelo y tiene un porte similar. Otro de sus atractivos es que la cima del monte de A Madalena está a solo 400 metros de distancia y tiene 50 metros más de altura, lo que la visión de la escultura desde este sitio sería un atractivo más.

Ángel Graña presentó su propuesta a todos los grupos políticos del Concello de Cangas en el año 2008 para que la tuviesen en cuenta. En la memoria descriptiva apeló también a la sensibilidad de los vecinos “para axudar a conseguir que esta obra chegue a realizarse e que nos quede no caixón dos proxectos presuntamente imposibles ou inviables”. No obstante, hasta el momento no ha obtenido respuesta.