El misterio de la autoría de la silla de Moaña quedó ayer desvelado. Al final fueron dos artistas locales, como sospechaban muchos vecinos. Los autores tienen nombre y apellidos: Xulio Lago y Roberto Brañas, que forman el Grupo Labra. "La pieza pretende ser una antena emisora y receptora de energía positiva, como un estudio sociológico para calibrar la reacción de los vecinos, y este objetivo fue conseguido con creces. Además, el éxito de la silla se sigue multiplicando", explican. Ambos reconocen que pretendían mantener el anonimato mucho más tiempo, pero se vieron forzados por la situación a salir defendiendo su autoría, "en vista de que el responsable de una inmobiliaria local aparece en varias televisiones como el artífice de la pieza y presenta la situación como si se tratase de una campaña de marketing. Lo que más nos duele es que se diga en la televisión que no es arte", lamentan. Califican la situación como "una interferencia en esa antena" y argumentan que la supuesta apropiación "demuestra poco respeto y poco conocimiento sobre arte".

Xulio Lago, que dice que hacía tiempo que tenía la idea de llevar a cabo una acción de este estilo, asegura que lo que más le interesaba era ver la reacción de la gente, "no sabemos si pensarían que se trataba de un acto vandálico o si pasaría desapercibida. De hecho, dentro de la intervención ya preveíamos la posibilidad de que alguien la asumiese como propia". Aseguran que entre sus intenciones no estuvo en ningún momento ganar dinero ni conseguir una fama tan grande, pero se muestran muy contentos con lo conseguido. "No somos concejales de Turismo y promovimos el turismo en Moaña, no somos concejales de Cultura e hicimos que mucha gente se interese por una intervención artística y no somos publicistas y logramos, sin dinero, atraer la atención de medios de toda España", relatan orgullosos.

Reconocen que la repercusión de la acción les desbordó en cierta medida, "pues nunca esperamos captar semejante atención mediática", dice Brañas. En todo momento destacan el poco dinero que les costó la obra "solo nos gastamos 20 euros en tornillos. Este año fue muy complicado para el arte, porque la gente no invierte por la crisis, y tratamos de hacer una obra que no se pudiese vender porque ese arte siempre es más artificial", dicen. Eligieron una silla "porque la idea era crear un icono visual reconocible pero de tamaño desproporcionado, para que todo el mundo pudiese entenderlo", alegan también que para ellos fue más importante la forma de la silla "que un afán puramente estético".

El proceso de montaje no fue nada fácil. Los artistas de Moaña y un ayudante, llamado Ramón Resille, entraron en A Torre desde el Corredor y bajaron las tablas de un palé a través del monte con un carrito. "Trabajamos de noche y sin luz para clavarlas, porque una linterna nos podía delatar". Empezaron a fijar las piezas a medianoche y acabaron a las 4.00 de la madrugada del viernes para el sábado.

Pese a que se resuelve el misterio esperan que no se acabe el recorrido de la pieza. Ayer continuaban peregrinando muchos vecinos en una ruta que una señora calificaba como "o novo Xacobeo". Alguno de los presentes ya les pidieron que apalabrasen con el Concello instalar una silla de metal, para que no se pierda con la llegada del invierno, una opción que Lago y Brañas no desechan, "somos artistas locales y nos gusta que las obras las disfruten los vecinos, como ocurrió en este caso. Agradecemos las críticas positivas de todos los vecinos del lugar y las actuaciones de la Xunta de Montes y del Concello por no retirar la silla", señalan.

La gran repercusión mediática de la obra llevó a varias cadenas de televisión estatal a atribuírsela a un promotor inmobiliario local, que acudió a la zona con un cartel publicitario. Los autores, visiblemente enfadados, no descartaron acudir a la vía judicial por lo que consideran una suplantación.