Los vecinos de Meira, en Moaña, se encontraron ayer con una curiosa sorpresa, y es que el popular monte de O Castillo o A Torre de la parroquia luce una curiosa estructura en forma de silla gigante de una procedencia desconocida. La estructura, que se puede ver desde el Corredor do Morrazo o desde la carretera que enlaza Meira con Marín, preside todo el pueblo al más puro estilo hollywoodiense, o como si de un Cristo Redentor de Río de Janeiro minimalista se tratase.

Los comentarios y elucubraciones sobre su procedencia y finalidad no fueron pocos ayer. Algunos hablan de que se trata simplemente de un una estructura de madera para ubicar una antena o algo por el estilo, aunque este supuesto fue desmentido por el Concello, en donde están igualmente intrigados.

Tampoco saben nada del tema en la Xunta de Montes en Man Común. Su presidente, Luis Lemos, afirmó estar desconcertado, aunque reconoció que justamente eses terrenos son de titularidad privada.

Las explicaciones más peregrinas alertan sobre la posibilidad de que se trate de una intervención de algún artista de la comarca, que se volcó en algo parecido a un Land Art. Esta explicación se avivó por la polémica desatada entre el arquitecto Juan Rivas, autor de algunas de las esculturas del paseo marítimo del centro de Moaña, y el propio gobierno local. Podría tener, en este caso algún tipo de finalidad reivindicativa.

De todas formas, como reclamo publicitario y turístico de Meira la gran silla no tiene precio, no en vano invita a sentarse en la zona a contemplar las espectaculares vistas de la ría de Vigo desde este monte. Lo de la campaña publicitaria encubierta no es algo descartable, aunque desde la comunidade de montes sospechan de algún tipo de broma o apuesta entre amigos.

Lo que está claro es que el "auténtico mirador sobre la ría" que defendían los creadores del Corredor do Morrazo en su momento ya tiene su propia silla.

Seguramente, el autor de la obra trató de hacer la competencia a los comuneros, que hace unos tres años ya intervinieron en la zona para dotarla de bancos e indicar las rutas que permitan a los visitantes contemplar los petroglifos o las ruinas de la torre medieval.

Ahora que la afición taurina está en horas bajas el creador de esta silla podría proponer que se retirasen los toros de Osborne de las carreteras y sustituirlos por las menos polémicas "sillas do Morrazo".