La respuesta a la emergencia fue eficaz, aunque sirvió también para pulir algunos pequeños errores de actuación y coordinación, que es lo que se pretende con este tipo de simulacros. Además, el día y hora elegidos no eran los más apropiados, ya que la mayor afluencia de personas y vehículos a Cangas y el mercadillo de los viernes obliga a desplegar todos los efectivos en el centro urbano. "Pero bueno, diso se trata, porque os accidentes pasan cando pasan, e non cando hai más medios dispoñibles", reconocían miembros de los cuerpos desplegados en A Rúa, mientras una madre que se acercó algo asustada al recinto, respiraba aliviada al encontrarse con expresiones relajadas. "Ah, es un simulacro, ¿no?"

Miembros del turno de guardia de Protección Civil acompañaron a representantes del centro, con la directora al frente, en un recorrido por las instalaciones, y luego pidieron aprovechar la visita para enseñar a los cerca de 200 niños y niñas que estudian en A Rúa los medios con que cuentan los equipos de emergencias. Así, se formó una cola para sentarse al volante del camión de incendios, e incluso hacer sonar las sirenas, para regocijo de los pequeños protagonistas, que fueron desfilando por el interior del aparatoso vehículo mientras se tomaba testimonio gráfico de la experiencia.

Los simulacros en los centros de enseñanza se realizan periódicamente para conocer la respuesta de los responsables de los colegios y también de los equipos de emergencias. Existe un protocolo de actuación al que deben ajustarse en cada caso, y la coordinación es fundamental en caso de que el peligro sea real y no simulado. Además, Protección Civil realiza otros servicios de apoyo, como clases formativas y atención a otras carencias de los colegios. Ayer venían de O Hío de suministrar agua, al producirse cortes en la red de abastecimiento