Santiago Castroviejo, nacido en Tirán en 1946, era el quinto de los once hijos del matrimonio formado por el escritor José María Castroviejo y María Francisca Bolíbar Sequeiros. Del total de hermanos, viven ocho, repartidos por diferentes partes del mundo, como José María Castroviejo, embajador en Angola; Javier, que dirigió durante 14 años el Parque Nacional de Doñana y preside el comité español del programa Hombre y Biosfera Unesco, y Miguel, consejero de Medio Ambiente en Bruselas. Santiago Castroviejo falleció en la noche del miércoles en Madrid tras una larga enfermedad y su pérdida deja un vacío en la comunidad científica española. Hoy será incinerado en La Almudena, en Madrid.

La afición de Santiago Castroviejo por la botánica ya le vino de familia, aunque como él decía, llegó a las plantas cuando investigaba el hábitat de los animales. Quería ser zoólogo e investigando el medio ambiente natural llegó a la Botánica. Se doctoró en Biología por la Universidad Complutense de Madrid en 1972 e impartió clases en esta institución hasta 1974, año en que ingresa en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) del que depende el Real Jardín Botánico de Madrid. Fue profesor de investigación del CSIC y entre 1984 y 1994 dirigió el Jardín. En su etapa como director impulsó la construcción del invernadero autosuficiente, y modernizó y mejoró todo el Jardín Botánico. Cuando empezó era habitual verle cruzando el Jardín en su 2CV y, como anécdota, en una ocasión, le cayó encima una rama de un árbol. Por seguridad, tuvo que cerrar el Jardín hasta que su acondicionamiento hiciese segura la reapertura.

En 2004, Castroviejo ingresó como académico numerario en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, del que era miembro desde 1998.

Entre otras actividades, fue director científico de la Estación Biológica en el Parque de Coiba, en Panamá. A lo largo de su carrera dirigió 19 tesis doctorales y publicó más de 150 trabajos de investigación. La ciencia Botánica le debe la "magna" obra de catalogación, llevada a cabo en la institución del CSIC bajo su coordinación, "Flora Ibérica", en la que trabajó desde 1980 y que realiza una investigación de las plantas vasculares que crecen en la península y Baleares. Gracias a este trabajo se incrementó en un 20% el número de especies conocidas e involucró a tres centenares de personas, si bien quedan todavía 10 años de trabajo para culminarlo. El investigador gallego también coordinó el programa "Anthos", que pone a disposición de todos en internet la información de estas plantas vasculares.

Homenaje

Siempre discreto, el Real Jardín Botánico le rindió el pasado mes de julio un emotivo homenaje que él quiso que tuviera un carácter íntimo pese a que allí se reunieron varios de los directores del Botánico y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, amiga personal de Santiago Castroviejo. Durante ese actod e homenaje, se descubrió una placa en el invernadero de exhibición del Real Jardín, que desde entonces lleva su nombre.

Aunque con los síntomas de la enfermedad, transmitió su ilusión de que se vieran cumplidos dos objetivos: concluir el proyecto de "Flora ibérica" y ver aclimatarse y florecer una plántula de Amorphophallus titanum que había conseguido. Se trata de una especie con una inflorescencia gigante cuya floración es un acontecimiento social por su envergadura y su mal olor.

El actual director del Jardín Botánico, Gonzalo Nieto Feliner, destacó de Castroviejo su contribución a esta institución y su faceta de investigador de gran prestigio internacional, con innumerables trabajos.