Más de dos mil personas asistieron ayer al atrio de Darbo para asistir un año más a la tradicional danza y contradanza de damas y galanes ante la imagen de la Virgen. Antes del baile una procesión multitudinaria recorrió todo el recinto del templo parroquial.

Haciendo frente a un alto calor los vecinos y turistas se agolparon para conseguir ver bailar a los participantes de este año, que lucieron los espectaculares trajes estoicamente, en una danza animada que suma así una edición más desde su recuperación en los años ochenta.

Al evento, que arrancó puntualmente a las 14.00 horas y se prolongó durante un cuarto de hora, acudió la dama Belén Guimeráns, que a sus 43 años es la danzante más veterana, no en vano lleva 22 años bailando ante la virgen cada 8 de septiembre. Su fidelidad a esta danza proviene tanto de sus creencias religiosas como de su esfuerzo en intentar que no se pierda una tradición que se remonta al siglo XVIII, y que consiguió ser declarada Festa de Interese Turístico por la Xunta de Galicia.

Guimeráns asegura que este baile es algo "moi especial para min", y confirma su intención de continuar durante muchos años ejerciendo su papel como una más de las cinco damas que participan en la danza. "Só faltaría por algún motivo moi grave, senón serei fiel á cita", apunta.

Esta convicción no se rompe pese al calor que deben soportar las cinco damas y los diez galanes con los ropajes tradicionales. Aunque del vestido de las mujeres lo que más destaca es el colorido gorro de flores naturales.

El sacrificio también implica tener que pedir días libres en el trabajo para poder acudir a la danza y ensayar durante quince jornadas antes del baile. Esto hace que cada año tengan que renovar a unas dos o tres personas.