En los tiempos de crisis que vivimos últimamente muchas personas se están quedando sin el típico viaje durante las vacaciones de verano. Y los que sí realizan esa salida lo hacen mirando el bolsillo más que nunca. Pero hay gente más lista, que consigue viajar para conocer un sitio nuevo sin tener que pagar alojamiento. Se trata de los 20 jóvenes que participan en el Campo de Traballo que acoge la Asociación Sueste de Embarcacións Tradicionais de Moaña.

Éste es el cuarto verano consecutivo que el varadero de Carlagho se convierte en un centro para enseñar a jóvenes de otras partes de España, e incluso del extranjero, las nociones básicas de carpintería para restaurar embarcaciones típicas de Galicia. Los chicos tienen su base en el colegio Reibón, donde duermen y aprenden a construir velas de barcos. También participan en un pequeño taller etnográfico, que consiste en asistir a diversas charlas y explicaciones sobre la cultura marítima y sobre la cultura de Galicia.

Son jóvenes llegados desde Sevilla, Valencia, Telde (Gran Canaria) e incluso desde Londres, Uruguay y Venezuela. En este último caso son personas con antecedentes familiares en Galicia, que aprovechan este programa para visitar la tierra de sus abuelos. Todos ellos tienen unas edades comprendidas entre los 18 y los 24 años y llegaron a Moaña el pasado día 1 de agosto. "A mediados de mes serán substituídos por outros mozos de entre 25 e 30 anos. Todos os anos veñen estas dúas quendas, excepto o primeiro de todos, que tivemos a tres grupos distintos", explica el coordinador del campo de trabajo, Pablo Martínez.

Todos los participantes en el campo aseguran que lo más duro de todo es tener que madrugar durante las vacaciones, pues su jornada arranca a las 9.00 horas y se prolonga hasta las 14.00. Pero, evidentemente estos 20 jóvenes no vienen a Moaña solamente a trabajar, sino que también salen a divertirse todas las noches por los pubs del municipio. Alguno incluso confiesa su afición por los karaokes.

Por las tardes, los organizadores del campo tienen programadas una serie de actividades de ocio, que tienen como finalidad que los visitantes conozcan más cosas sobre el entorno en el que están pasando estas particulares vacaciones. Los participantes ya han emprendido una ruta de senderismo por la zona de A Fraga y han salido a navegar en algunas de las embarcaciones tradicionales con las que cuenta la Asociación Sueste o han visitado el Museo Massó de Bueu. Por delante todavía tienen un viaje a las ciudades de Pontevedra y de Santiago de Compostela. Pero la actividad que más esperan todos los participantes es un viaje en barco hasta las Illas Cíes, donde pasarán un día entero de ocio.

Por si esto fuera poco, los 20 jóvenes también competirán entre sí en varios juegos populares y disfrutarán de una gira por la ría para conocer de primera mano el trabajo en la bateas. Las restantes tardes tendrán total libertad para disfrutar de las playas de la zona, a pesar de que el tiempo de este verano no acompaña todo lo debería.

Curiosidades

Es precisamente el tiempo inestable y el frío que hace por la noche lo que ha llamado más la atención de los miembros de este campo de trabajo. Sobre todo de Rafael Torrero, un sevillano que se muestra sorprendido por "el fresco que hay aquí en pleno verano, sobre todo durante las noches y las mañanas".

A la valenciana Inma Torres, sin embargo, lo que más le llama la atención de la Ría de Vigo son las mareas. "En el Mediterráneo no tenemos estas mareas tan grandes, es impresionante ver como el mar baja tanto en tan poco tiempo".

Otros, sin embargo, ya están más acostumbrados a la zona, no en vano visitaron Galicia en otras ocasiones. Es el caso del canario Roberto Graciano, que siempre veraneaba con sus padres en la parroquia canguesa de Aldán. El venezolano Carlos Lens también conoce bien la comunidad, pues sus abuelos residen en Santiago.