Julio Gómez es un madrileño que se define como "de edad madura, extraordinariamente moderno en sus propuestas pictóricas" que tras dejar el estrés de 40 años de trabajador de banca se dedicó a pintar casi de forma compulsiva. Antes de jubilarse lo hacía en los ratos de ocio. No tiene ningún rubor en reconocer que ofreció su obra a todos los ayuntamientos de España de más de 10.000 habitantes. Asegura que lo que quiere es que su obra esté cuidada. Él ya tiene mucha acumulada en su casa-museo de Navalcarnero y cedida también en otros lugares, como en el Museo de Castilla La Mancha, de Ellín, donde se exponen 20 cuadros suyos.

En su currículum no figura ningún premio, ningún galardón. Asegura Julio Gómez Biedma que nunca fue un pintor con querencia a presentarse a premios, pero que eso no fue obstáculo para que sus cuadros se cotizaran en el mercado. Y parece que este artista madrileño no se anda con miramientos a la hora de poner precio a su obra pictórica. Afirma que no es lo suyo vender los cuadros que realiza, pero que cuando en determinados momentos de su vida decidió hacerlo, el precio alcanzó entre los 3.000 y 6.000 euros. Insiste en que su obra está llena de trabajo, lejos de los cuadros de los jóvenes artistas abstractos que se piensan que el arte son unos brochazos aquí y allá.

En la página web de la Ciudad de la Pintura (www. ciudad pintura. com) se puede ver parte de la obra que este artista tardío tiene intención de ceder al Concello de Cangas. También asegura que en su casona-estudio, previa llamada, se puede contemplar personalmente los cuadros que integran "mi considerable obra a donar".

De momento, ni la alcaldesa Clara Millán ni el concejal de Cultura, Xosé Manuel Pazos, a los que dirigió su oferta, han contestado. Él asegura que ya tiene peticiones de algún que otro ayuntamiento, pero tampoco nada concreto.