“Cuando hay una denuncia, se actúa y se lleva el asunto hasta el final”, afirma la concejala de Tráfico e Seguridade de Cangas, María José Vilas, con respecto a la imposición de una multa de 1.000 euros a la familia de una alumna de piano cuyas notas musicales sobrepasaban los decibelios permitidos cuando fue realizada la medición. “La sanción no se impone a la niña, sino a sus padres, por no tomar las medidas necesarias”. Añade la concejala que reconoce que la habitación se insonorizó a posteriori, pero el Concello está obligado a seguir la tramitación que generó la denuncia y a actuar en consecuencia. De lo contrario, “no sería correcto ni legal”, ya que incurriría en prevaricación [delito consistente en dictar a sabiendas una resolución injusta].

La concejala canguesa considera compatible tocar el piano con no perturbar la convivencia en las comunidades de vecinos, y afirma que hay centenares de niños y mayores que practican música en sus casas sin que provoque ningún problema entre la vecindad, “siempre que se adopten las medidas necesarias”. Añade que el caso de esta familia de la calle Derribo cuya sanción ha generado la polémica “viene de atrás” y que se ha tramitado conforme a la ley, por lo que no ve otra salida que presentar recurso o pagar la multa de 1.000 euros.