Ha pasado la mayor parte de su vida entre acordes, concretamente desde que formó parte del coro infantil de Beluso. A los 12 años, “cuando me cambió la voz”, su profesor, a la sazón director de la Coral Polifónica de Beluso, le propuso entrar en la agrupación, algo que hizo encantado. Siete años después, con sólo 19, asumió la dirección de la Coral. Ahora, con 31, la abandona por motivos laborales.

- ¿Fue muy complicado el paso de cantar en el coro a la dirección?

-Al principio no tenía muchos conocimientos musicales. El director anterior me dio algunas nociones básicas de solfeo y el resto lo aprendí de forma autodidacta. Pasar de cantar, que es algo muy cómodo, a dirigir, me costó. Después te vas adaptando y aprendiendo cosas. En aquel momento yo era bastante joven y la mayoría de directores de las corales eran mayores.

- ¿Cuál ha sido su aportación a lo largo de estos años?

- Traté de buscar una música un poco más moderna. Modernizar el repertorio y al mismo tiempo que nos gustara a nosotros y al público. Últimamente estamos haciendo versiones corales de canciones conocidas. Muchas corales están echando mano ahora de versiones de los 70, a la gente les suena la música y el público es agradecido.

- ¿Cuál es la razón de su marcha?

- Motivos laborales. Voy a coger un negocio propio y no puedo compaginarlo con el coro. Marcho con bastante pena porque han sido muchos años.

- ¿En qué situación deja la agrupación?

- Queda en uno de sus mejores momentos desde que empezó. Y el nuevo director [José Ramón Portela] ya formaba parte del coro y tiene un estilo parecido al mío. Creo que estamos haciendo música muy buena.

- ¿Y existe cantera para seguir abasteciendo el coro?

- Nos cuesta un poco encontrar hombres. Últimamente hemos tenido suerte y ha entrado más gente de la que sale. Ahora somos 30 personas y la única lástima es que la cantera no es muy joven.

- Pero a lo mejor no vale todo el mundo para formar parte de una coral.

- Para cantar vale todo el mundo. Sólo hay que educar un poco la voz y el oído, pero no es primordial cantar bien porque se educa fácilmente. Al final todos cantan y pasamos un buen rato. Lo importante es pasar un buen rato y si después hacemos buena música, mejor. Me gustaría romper con la idea de que el coro sólo es para cantar misas.