La sentencia que ordena la demolición de parte del edificio situado en el número 2 de la calle Noria de Cangas ha abierto la caja de los truenos en materia urbanística. Mientras el demandante, la familia de José Carlos Lovera, exige su derribo, aunque no descarta una indemnización económica que evite la dramática situación de dejar sin vivienda a numerosas familias, otro grupo de vecinos esgrime una sentencia del Tribunal Supremo, también firme, que pone en entredicho el comportamiento de la demandada, en el caso de un edificio en la calle Concepción Arenal. Hasta 12 familias, después de haberse hipotecado para comprar los pisos del citado edificio, se vieron obligadas a marcharse del inmueble y buscar vivienda en otro lado. Así llevan 19 años.

Pese a existir sentencia firme, dicen los afectados, que obliga al Concello a derribar las dos plantas de más que construyó en el edificio sito en la calle Concepción Arenal, en frente al Cuartel de la Guardia Civil, el fallo no se ha podido ejecutar en su totalidad. Los afectados, un grupo de 12 familias, cuya portavoz en este caso es Belén Lemat, desconocen porque sólo se tiró una parte y no como fija la sentencia, que es volver a poner el edificio a la estructura primitiva.

Comenta Belén Lemat que el conflicto comenzó cuando la propietaria del solar, a la que el constructor había dado el bajo y el ático, se empeñó en construir dos pisos más. Afirma Belén Lemat que la dueña del solar cortó la luz, el agua y el teléfono del edificio para realizar unas obras que fueron después precintadas por el Concello de Cangas. Las obras supusieron grandes goteras en el edificio que hacía imposible vivir en él. Poco a poco los propietarios se fueron marchando, impotentes por la situación kafkiana que vivían. Había comprado un piso, se habían hipotecado y resulta que se tenían que marchar por un conflicto que la propietaria de la parcela mantuvo y mantiene aún hoy en los tribunales con el constructor. Más tarde descubrieron que sus viviendas estaban en el Registro a nombre de esta propietaria.

La sentencia que obliga esta propietaria a devolver el edificio a la estructura primitiva del mismo llegó hace dos años a Cangas, tras estar cuatro en el Supremo esperando su turno. Durante todos estos años el edificio cayó en el absoluto abandono, los ascensores están en un estado lamentable, totalmente oxidados y la luz es de obra. Belén Lemat asegura que existe una orden contra la propietaria del solar, para que no se acerque al edificio. Cuando se le pregunta a Lemat por la reclamación de daños y perjuicios, contesta que trataron de hacerlo, pero que lo único que consiguieron es que una pequeña parte de la pensión del marido esté embargada y se deposite mensualmente ante un juez. “No fuimos capaces de nada más. Claro que ahora que sabemos que puede cobrar 740.000 euros para que no se tire parte del edificio Noria 2, esperamos que nos la entregue para arreglar nuestro inmueble”, dice Lemat.