Los encapuchados de la Cofradía de la Virgen de los Dolores esperaban ya en la calle Real la salida de la imagen. Como casi siempre, se hizo de rogar, pese a que no había alarma de lluvia como en años precedentes. La banda de música Bellas Artes redoblaba los tambores y los miembros de la cofradía se movían de un lado a otro. Su balanceo y su vestido azul semejaban olas del mar, del de Cangas y del que queda más allá del horizonte. La imagen, vestida de grana y oro y cubierta con su manto azul, salió del templo bajo palio cuando la banda de música entonó el himno de España. Una niña recordaba que la Soledad salía el próximo viernes, mientras que en el atrio de la ex colegiata un anciano en silla de ruedas comentaba con un feligrés el partido de la selección española. “É que non lle pasan o balón”, decía uno en referencia al Torres, mientras que el otro alegaba que “a xente do medio campo estivo moi espesa”.

El lento caminar de la procesión a su paso por la calle Real permitía que los fieles sacaran instantáneas con sus cámaras digitales o sus teléfonos móviles. Es una moda que incomoda a los famosos y que seguro que tampoco gustará a la Virgen, siempre amante de mantenerse en un segundo plano, lejos de los focos de los milagros de su hijo Jesús. Desde los balcones de la calle Real se ve pasar la procesión muy cerca, tanto como para tocarla, que es el ansia de muchos devotos que recuerdan porqué están hoy (por ayer) ahí. Esas promesas que un día hicieron si su hijo se curaba de esa extraña enfermedad que había contraído o si su marido regresaba del peligroso mar o su esposa salía con éxito de una operación . Es este milagro, cotidiano, el que hace pervivir procesiones como la de ayer. Y es en la calle más que en los templos donde se vive con más pasión este fervor arrancado del alma marinera.

Por momentos, la calle Real se estrecha. Da la impresión que las andas no van a caber y que el palio colisionara con los viejos balcones de un momento a otro. Pero nada de eso ocurre. La imagen sale airosa del trance con el mismo ritmo procesional con el que empezó.

En la calle, la multitud se apila al paso de la Virgen, que se pasea engalanada por la villa y hace parada frente a la plaza de abastos de Cangas, donde gira sobre sí misma. Es el momento donde los costaleros demuestran su habilidad, su manejo de las andas, que provoca la admiración de los fieles.

La Hermandad de la Santísima Virgen de los Dolores se constituyó en 1978, con el título de Cofradía de la Buena Muerte y su origen fue al empeño puesto por el Prior de la Colegiata Ramón Tabarés La imagen de la Dolorosa data del año 1748.

En Coiro también salió la Virgen de Los Dolores en el solemne septenario de la imagen, según reza el programa. La misa solemne se celebró ayer a las 18.00 horas y estuvo cantada por la Coral Moañesa, para después salir en un procesión seguida por numerosos fieles y acompañada por la banda de Música Bellas Artes de Cangas.

Ayer fue día festivo en Cangas y desde las 8.00 horas ya hubo misas. La de las 19.000 horas estuvo cantada por la Coral Lestonnac. Por la mañana hubo un pasacalles (permitido o no por la Sociedad General de Autores) a cargo de la Banda de Música de Bellas Artes, que a las 12 ofreció un concierto en los jardines Félix Soaxe. Fue a las 13,30 horas cuando se inauguró la exposición de “Carteis de Semana Santa” en la Casa da Bola.