Cristina G.  Cangas

De Santiago, de Marín, de Vigo... El belén de la familia Martínez en la calle Berbetaña de Cangas es cada vez más conocido, dentro y fuera de Galicia, y ayer, en el primer día de apertura, ya hubo colas delante de esta vivienda del casco antiguo cangués, de gente procedente de estos lugares para ver la instalación. Francisco Martínez es ahora el artífice de que el belén de Berbetaña abra cada año en una tradición que heredó de su padre Francisco Martínez Sotelo, ya fallecido, y que comenzó en los años 50. En Cangas siempre hubo una gran afición belenista y se convirtió en la tradición más importante en la casa de esta familia.

Los primeros belenes eran pequeños con figuras de 6 centímetros, de barro y económicas. Hoy son 23 metros cuadrados con casi 300 figuras, de hasta 21 centímetros, de una colección que ya supera las 500 y que son de los grandes maestros murcianos Manuel Nicolás y Serrano. El nacimiento tiene día y noche, sonidos del gallo en el amanecer, de los grillos durante las noches, de los truenos, relámpagos y del viento, incluso se mueve la ropa que está tendida.

Francisco Martínez dice que el belén de este año recupera el verde, tiene mucho musgo y gran cantidad de agua. Está atravesado por un río de 10 metros de largo con un caudal de 400 litros con tres bombas de agua, dos cataratas y un riachuelo. Cada año, Francisco incorpora novedades a su instalación y la de éste consiste en una noria que construyó él mismo. Se trata de una noria hebrea o de sangre que recoge el agua del río mediante cántaros para llevarla al pozo. También incluye como novedad una cueva rupestre que se une a la que ya se había elaborado para la Sagrada Familia en 2006 e imita callejuelas con sus respectivas viviendas subterráneas. En la obra se pueden ver una bodega nueva y cigüeñas.

Francisco Martínez asegura que el nacimiento de este año ha experimentado un gran cambio respecto al de 2007, precisamente porque es muy verde, al contrario que el anterior, muy seco, inspirado más en el mundo árabe.