Mucha gente, mejores ventas y relativa satisfacción. Ése puede ser el resumen del mercadillo extraordinario que ayer se celebró en Bueu coincidiendo con la festividad de la Inmaculada Concepción. La asistencia al evento fue muy buena, mejorando con creces las cifras de cualquier lunes habitual, y el volumen de ventas fue ligeramente mejor.

La meteorología, que respetó la celebración de la feria, favoreció, sin lugar a dudas, la afluencia de personas al recinto, que se instaló en el lugar habitual, el aparcamiento próximo al Centro Social do Mar. Eso y que quizá la crisis hizo mella en otros sectores y más de uno tuvo que dejar en suspenso la idea de marcharse de vacaciones y tuvo que quedarse en casa. La perspectiva de poder acercarse en busca de alguna ganga al mercadillo en un día en el que prácticamente todo estaba cerrado era cuando menos interesante.

Desde la Asociación de Vendedores Ambulantes do Morrazo mostraron una cierta satisfacción por los resultados de la feria extraordinaria. "Había muchísima gente, bastante más que en cualquier día normal", señalan. Las ventas, sin ser malas, tampoco se correspondieron con el volumen de visitantes. "Muchas de las personas que se acercaron allí fueron solamente a pasear, no a comprar", afirman. Y añaden que las ventas "fueron mayores que un lunes normal, aunque algunos dicen que le fue mejor y otros que no tan bien".

La treintena de puestos habituales no faltó a la cita, e incluso se incorporaron dos más, uno dedicado a los objetos de madera y otro, especialmente pensado para estas fechas, a la venta de juguetes. "Tampoco dejan venir a más", señalan desde los ambulantes. Fueron las novedades, aunque los compradores tampoco se privaron de adquirir ropa, alimentos o plantas, entre otros productos a la venta en el mercadillo. En los puestos no faltaron pancartas alusivas al conflicto con los ambulantes de raza gitana, negando la existencia de racismo.