El último caso de sabotaje a una batea de un productor de Vilanova que vende a través de la cooperativa Amesa (Vilaboa), ha movido a los representantes de la Plataforma de Distribución de Mexillón Galego (Pladimega) a pronunciarse sobre este tipo de actos, mostrando su más profunda condena y realizando un llamamiento público a favor del cese total de la violencia en los muelles y en el mar.

Lejos de apoyar este tipo de iniciativas, desde Pladimega aseguran que este tipo de actos no sólo provocan un grave daño económico a los afectados, sino que además dificultan la hoja de ruta que se han trazado para unificar a todo el sector en una única central de distribución y ventas. De hecho, desde la entidad consideran que, a día de hoy, son los únicos que están tratando de conseguir este objetivo que permitiría competir con el mejillón foráneo que le ha copado mercado al gallego.

La central también se siente una víctima colateral de todos estos ataques y sabotajes que se están registrando, al ser los primeros en ser señalados, tal y como ocurrió cuando se colocaron artefactos explosivos en Vilaxoán, Bueu y O Grove.

Por otra parte, "que todas las víctimas sean ajenas a la Plataforma favorece a quienes no dudan en señalar a Pladimega como responsable de todos los males que, directa o indirectamente, afectan al sector". Por este motivo consideran que "está claro, que ese es el único móvil de los sabotajes" y por eso, como ya se hizo con anterioridad, insiste en solicitar a las fuerzas de seguridad que "no descarten ninguna línea de investigación".

A mayores, la central de distribución y ventas de mejillón insiste en pedir a todos sus asociados que colaboren, en todo lo posible, con las fuerzas de seguridad del Estado para dar con los posibles autores de lo que considera "actuaciones deleznables".

"En todo caso, y por si, incomprensiblemente, aun queda alguna persona que pueda pensar que los sabotajes favorecen a la Plataforma, sólo nos queda insistir en la solicitud del cese total de cualquier tipo de acción violenta", indican los responsables de la plataforma mejillonera.

Advierten desde el colectivo que, en el caso improbable de demostrarse que alguno de los autores de estos actos de violencia tiene relación con Pladimega, se le aplicarán severas medidas disciplinarias, entre las que se encuentra la expulsión inmediata de la Plataforma. "Todos los partidarios de Pladimega deben tener claro que en la plataforma no hay sitio para nadie que use la violencia como arma", indican.

Por último, y como ya se hizo el 29 de octubre pasado, insisten en que para Pladimega la única vía para solucionar el conflicto es el diálogo. "Así lo venimos demostrando en los últimos meses, aunque eso le supusiese a la plataforma dar su brazo a torcer en cuestiones de suma importancia", como fueron los precios o las ruedas de reparto de pedidos.Desde que comenzó a gestarse, la Plataforma de Distribución de Mexillón Galego siempre ha estado rodeada de la polémica. Primero por decretar un paro en la comercialización de mejillón con destino al mercado de fábrica, el cual finalizó con enfrentamientos en el muelle de Vilanova de Arousa con las fuerzas de seguridad del Estado al tratar de impedir los piquetes que las asociaciones que permanecen al margen, pudiesen descargar. Después, el enfrentamiento volvió a los muelles, pero en esta ocasión por los problemas que la central encontraba para vender en el mercado italiano.

La última víctima de esta crisis que está viviendo el sector mejillonero ha sido el vilanovés Benito Doval Portas, integrante de la agrupación Ansuíña, que descubrió el viernes como gran parte de la producción de su batea se había ido al fondo tras serle cortadas 240 cuerdas y 2.200 sacos de mejillón listos para ser comercializados.

El vilanovés todavía estaba ayer muy impactado por lo ocurrido, y aunque los buzos que han estado trabajando en su batea los dos últimos días para tratar de subir las cuerdas, ve muy difícil recuperar la mayor parte de la producción. Ayer habían logrado levantar las tres cuartas partes de las bolsas y casi un centenar de cuerdas, pero Doval Portas asegura que eso no significa que el mejillón se haya salvado, ya que "ha descansado en el fondo, donde se acumula una gran cantidad de lodo que impide al bivalvo respirar, por lo que lo más probable es que una gran cantidad esté muerto".

El vilanovés no se atreve a dar una cifra aproximada de los costes que puede suponer la pérdida de gran parte de la producción de su batea, a lo que hay que añadir el pago a los submarinistas y a los barcos que han estado colaborando en las tareas de recuperación. Doval prefiere no pensar en quien ha podido ser el causante de los daños, aunque no duda en calificarles de "delincuentes, porque sólo saben actuar de noche, porque los que andamos por el día nos dedicamos a trabajar". La mayor parte del mejillón perdido se encontraba en las mejores condiciones para su extracción.