Torres más altas cayeron, pero quizás no tan gruesas como el monolito de Cíes. Casi un día entero de trabajo, dos ingenieros, 50 kilos de explosivos y tres detonaciones hicieron falta para demoler la dura mole de piedra de más de 47 años de historia. Los preparativos rompieron la paz de la isla durante los dos últimos días. El primer intento fallido y que dejó inclinado el monumento dio mucho que hablar entre los campistas. "Antes las cosas se construían bien, no como ahora. Con 25 kilos de dinamita estaba claro que no lo iban a tirar, pero fue gracioso y las islas tuvieron su particular Torre de Pisa durante un día", bromeaba Lita Rivas.

Cíes tenía que despertarse ayer sin monolito o, al menos, así se la esperaba encontrar el Conselleiro de Medio Ambiente, Manuel Vázquez, en su visita a las islas. El fiasco de la primera explosión obligó a los técnicos a trabajar de madrugada. Los setenta campistas tuvieron que soportar un ruido "atronador" durante toda la noche. "¿Qué prisas tendrían? Estuvieron toda la madrugada pegando martillazos, taladrando y colocando hierros. Entiendo que los que planificaron la explosión pudieran estar rabiosos por no haberlo logrado, pero podían haberse echado a dormir y ya estudiarían de día como tumbarla", criticaba un grupo de jóvenes que pernoctó ayer en las islas.

Tras actuar con nocturnidad, los ingenieros detonaron con "alevosía" otros 25 kilos de explosivos a las ocho menos cuarto de la mañana. "Salí un momento al baño y vi saltar parte del monolito por los aires. De repente, comenzaron a salir cabezas de las tiendas de campaña. Caras de susto y varias personas sobresaltadas saltaron del saco de dormir. En apenas unos segundos se repite otra detonación y la mole de piedra desaparece por completo. El susto que nos llevamos nos dejó temblando", relata Benito Chaves.

La connotación política del monumento era lo que menos le importaba a los turistas que ayer estaban en Cíes. Todos los encuestados por FARO coincidían en que el monolito "merecía caer", pero por una cuestión estética. "Cuando llegamos fue lo primero que nos llamó la atención. ¿Qué hace esa mole de cemento reinando un paraíso como éste?", se preguntaron los zamoranos Adrián Fadón y Leticia Jambrina. Con el monumento destrozado, muchos quisieron acercarse ayer para llevarse una piedra de recuerdo, pero la seguridad del parque impidió el acceso.