Llegó tarde Anxo Quintana, pero cuando lo hizo, salió el sol, circunstancia que no pasó desapercibida para la alcaldesa de Cangas, Clara Millán, que deslizó su pensamiento en voz alta en medio de un séquito político de alcaldes, diputados delegados y concejales que montaban guardia. El camino hacia el auditorio al aire libre de Chan de Arquiña fue corto y complaciente. El paisaje del área recreativa refrescaba la vista después de un tránsito por una carretera infernal que había de recordar a Quintana aquellas de los montes de Verín, donde aún quedan enormes cicatrices de los incendios forestales. El séquito política hizo su entrada cuando el dúo Chiruca y Ana Blanco cantaba eso de "os españois son caracois, son caracois os españois", que sirvió de banda sonora al acto político nacionalista.

Tal vez por evitar las posibles coincidencias, la organización de esta fiesta nacionalista escapó de muchos condimentos de las fiestas. Uxío Piñeiro ya había advertido el día anterior que había una diferencia sustancial con la otra romería de Monte Faro del PP en Rodeiro: "E que aquí, cada un paga o seu". Así que la mañana fue tranquila y se pasó delante de un escenario. La comida fue típica de un día campestre y el pulpo no pareció tener el éxito de la empanada. Como tampoco logró acaparar mucha atención el merchandaise que vendía la Mesa Pola Normalización Lingüística con camisetas de Shinchan en las que se podía ler : "¡O Galego, que cacho lingua!". Por la tarde, el sonido de las gaitas y las panderetas dieron otra apariencia de fiesta y hubo alguno que incluso se animó a salir a bailar. En las mesas del área recreativa se escucharon alguna voces cantoras y algún aturuxo "ben botado".

Las algo más de 300 personas que subieron por la mañana a Chan da Arquiña se apresuraron a bajar. En la mente de todos, también en la de organización, estaba el partido de fútbol que enfrentaba a España con Alemania.